La caseta del Mayor Dolor es un importante activo de la feria de día. Su ubicación y el equipo humano hacen de ella un referente sin la cual es posible que cualquier evento de la ciudad quede incompleto. Y esta primavera no abre sus puertas. Los motivos de esta decisión los sabrán sus miembros y allegados. La población de Antequera solo verá las puertas cerradas, el trasiego a sus instalaciones mudo y desierto y, el ambiente que se respiraba en sus alrededores, mezclándose con los bulliciosos bares de la Alameda, quedará oculto bajo la falta de entendimiento de sus cofrades.
Ignoro los motivos de esta decisión, pero deben ser muy poderosos porque la caseta ha estado preparándose para esta feria. Se ha visto como tantos años el trajín de limpieza que pone a punto el local. Todos los voluntarios que trabajan a destajo estarán libres para disfrutar lejos de obligaciones. Tal vez se rompa la unidad entre ellos, el deseo es que sea un impasse para retomarse con más fuerza que pueda resultar necesario y muy fructífero. La cuestión es que deja a esta ciudad con una feria de día muy pobre. Las sevillanas van a enmudecer y los farolillos se quedarán solos como testigos de un desencuentro. Y San Luis estará triste.
El Paseo Real se ha vestido de casetas con Sabor a Málaga, es distraído verlas y comprobar la calidad de los productos que ofrecen. Siempre es bueno tener a mano lo mejor de nuestra provincia. Pero aún así, la feria se queda coja. Ese patio de los juzgados que se engalana llegando el mes de mayo, no va a ser posible visitarlo. Ni saborear la buena cocina tradicional que salía de manos expertas y entusiastas. Su causa todo lo merecía y por su cofradía todo lo daban. Habrá que conformarse solamente con San Francisco y los Estudiantes, siempre ofrece un buen ambiente y un excelente patio para disfrutar de sus exquisitos platos y mejor compañía.