Zapeando un sábado noche tropecé con Rambo (“Acorralado”) escapando de la oficina del Sheriff. Sus golpes –no da “puntá” sin hilo–, son la esencia misma de la eficacia: En eso es un máquina ¡Qué tema éste, la eficacia del héroe -de Ulises a Rambo; de Induráin, a Nadal–, para sacarnos de apuros!
Un minuto después paso de la eficacia al sentido: En Canal Sur (“Tierra de Talento”), me encuentro con los cantes: José Mercé con una zambra de Caracol, un muchacho de Almería por seguiriyas, una chiquilla muy formal con aquello de “Cái, por la madrugá…”; y, finalmente, dos niñas de once y trece años interpretando la Sonata Claro de Luna de Beethoven. La menor, al violonchelo, nos puso el vello de punta. Se llama Andrea Beltrán y dará mucho que hablar. Por lo pronto, uno se va a dormir con su ración de belleza, que buena falta le hace.
Lo curioso es que, aquí en Andalucía, llamen “talento” casi exclusivamente al producto (pura verdad, belleza y, bien) de esas almas de artista que son brújula de sentido, y no a personas, normalmente “de por ahí…”, que, en un derroche de voluntad (y dinero), inventaron la bombilla o la penicilina: es decir, soluciones a problemas “reales”.
Bien es cierto (¡fuera complejos!), que éste no es ya un pueblo analfabeto ni de fuleros; pero que Andalucía sea “alma de luz…” (dice su himno) parece seguir siendo cosa “de letras”. Qué bueno sería que, sin perder su norte, aquí no se diga más aquello de Unamuno: “¡que inventen ellos!” ¿Por qué no nosotros?
Tenemos cante; patrimonio mundial: ¿Será o no será grande que un cantaor se vierta fuera de sí como ningún otro artista? Es la afirmación misma del espíritu. Pero, nos faltan laboratorios; es decir: eficacia científico-técnica.
Pues, para que en verdad sea ésta tierra de talentos, que no le falte de “na” a sagas de bioquímicos como la de Antonio Alcaide o al muy precoz Miguel A. Tejada Giráldez (un sabio en analgésicos); a físicos de la talla de Rafael Pérez Cordón (e. p. d.), o a mi querida Teresa Sánchez Compaña empeñada en convencer a todo el mundo de que la matemática no es, sólo, cosa de hombres ¡Talento en Arte y Ciencia para esta Andalucía! Una cosa no quita la otra; pues, como dijo el Marqués de Santillana, “la letra no embota el fierro de la lanza”.
