domingo 24 noviembre 2024
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La envidia, quinto pecado capital

Quinto de los Siete Pecados Capitales, siguiendo el orden empleado por el papa romano San Gregorio Magno siglo VI, y que más tarde también utilizó el gran poeta Dante Alighieri en su obra «La Divina Comedia».

Pero no es acerca de pecados capitales lo que les deba contar en esta soleada página. Menos aún hablándoles del orden de unos pecados capitales actualizados por el Tribunal de la Penitenciaría Apostólica del Vaticano en marzo de 2008 donde pasaron a denominarse Pecado Social (http://es.wikipedia.org/wiki/Pecados_capitales#cite_note-2#cite_note-2).

Retomemos pues la envidia como condición de la Naturaleza Humana, dado que algunos estudiosos han llegado a la conclusión de que la envidia es algo que llevamos en genética. Técnicos en marketing y dirección de empresas han advertido a su vez acerca de la importancia al tomar decisiones, en lo referente a sus trabajadores, con respecto a categorías, remuneraciones económicas, y demás acciones susceptibles de favorecer la envidia entre los empleados, por su más que probable afectación al rendimiento laboral del colectivo.

El Ciclismo de Competición siempre se ha nutrido de la publicidad. Nació por y para la publicidad. La indumentaria del ciclista siempre estuvo confeccionada con anagramas publicitarios. Grandes modalidades deportivas que otras veces no vieron a buen tino el «manchar» sus virginales equipaciones deportivas con enunciados publicitarios, hoy se lucran y acaparan la más grande porción del «pastel» publicitario, propiciando con su glotonería, la delgadez económica de muchos otros deportes mediáticamente menos agraciados.

La economía lo puede todo. El Deporte con rentabilidad económica tiene un espacio asegurado tanto en lo distintos medios de comunicación, como en el propio espacio físico. Las entradas a los Estadios o Pabellones Deportivos están llegando a alcanzar precios que para un simple mortal no dejan de ser inexplicables si tenemos en cuenta los al parecer tiempos de difícil economía por los que atravesamos. Ejemplo: que un estadio con casi las cincuenta mil localidades de aforo a un precio medio de, entre cien y ciento sesenta euros por localidad, se venda al completo para un solo evento deportivo.

Otro ejemplo lo podremos obtener si nos paramos a indagar en los montantes económicos que se acumulan tras las inscripciones al deporte de la caza. Por tan sólo un deportivo día de caza en algún prestigioso coto, se pagan cantidades superiores al sueldo mensual de cualquier asalariado. Ah… y durante ese día, no se le ocurra a ningún senderista, ciclista, o simple dominguero buscando setas, el utilizar las espacios públicos como por ejemplo, realengas que atraviesen por zonas del pertinente coto de caza. Su vida… ¡literalmente estará en peligro!.

Perdónenme, es posible que mi genética envidiosa me haya pasado factura. Les prometo cumplir la adecuada penitencia. A los Pecados Sociales… me remito.

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