Disney, tras haber estado jugando al ping pong con nuestros cerebros durante más de una década, comienza a retroceder algo en los planteamientos de sus guiones, dejando ese aire “woke” impostado y forzado en una sociedad abrumada a veces en la sin razón. Y es que la humanidad tiene unos límites, a pesar de su letargo entre redes digitales y a veces obligada a consumir mediocridad maquillada de modas o movimientos sociales que comienzan a cortocircuitar ante la realidad diaria. Las perdidas económicas de la corporación Disney frente a proyectos donde se impone con calzador cierta ideología han encontrado a un espectador saturado y hasta “el moño”. Y claro, “poderoso amigo don dinero”.
Su suave retroceso y rectificación ha comenzado con algunos productos donde esa impostación es más sutil. La prueba la tenemos en “Los 4 fantásticos”. Los valores que transmiten los personajes creados por Stan Lee y Jack Kirby están presentes, girando entorno al eje principal, la familia. En sí, sin revelarle la trama, son los valores de la familia la esencia de la película, haciéndose extensible hacia los miembros de una comunidad. “Los 4 fantásticos: primeros pasos” de Matt Shakman (2025), logra que pases un buen rato en la sala de cine, no es una gran película, pero quizá la más entretenida de este verano. El casting es perfecto, los protagonistas hacen subir el nivel de la obra con sus interpretaciones, destacando Pedro Pascal. Aunque ahora es el aliño de todas las ensaladas que se estrenan, mantiene muy bien el tipo interpretativo en cada proyecto. Es su momento. Los seguidores podrán disfrutar de un magnífico diseño retro, con una maravillosa y cuidada puesta en escena, y el enorme respeto al imaginario del cómic. A pesar de no arrancar en taquilla con la fuerza que arrancó el kriptoniano de capa roja, esta familia fantástica está arañando con fuerza las taquillas de todo el mundo. Una familia que demuestra el poder de su unión, ya sea para enfrentarse al supervillano Galactus (devorador de mundos) o para anclar la sillita de un bebé en su Fantasti-car. Como la vida misma.