Digo la felicidad, como podría decir también la facilidad… por conseguirlo. Y esto me preocupa sobremanera. De la felicidad que nos aporta, me gustaría dejar algunas letras y que éstas nos ayudasen en estos días para entender mejor aquello de la felicidad inducida con facilidad y con cierta comodidad.
Alguna vez les dejaba escrito algo sobre la comodidad y la felicidad; aquí podríamos decir que se dan la mano muy fácilmente, pero ojo, cuidado con nuestras expresiones. El motivo por el cual la venta de bebidas alcohólicas, está prohibida a los menores es algo obvio. Pero personalmente quisiera ir un poco más lejos y hablarles de ese “puntillo” al cual accedemos, solemos decir, cuando en pintiparadas ocasiones nos tomamos una copa de vino blanco, probamos otra de tinto, (es bueno el rioja este sí) algún que otro “chupito” y la consabida copa… No; café no suelo tomar, sí es cierto, la sonrisa facilona suele llegar y es cuando repito, sacamos a cuento aquello de, qué a gustito nos encontramos.
Punto y aparte. Los punto y aparte los usamos para marcar el final de un párrafo y a continuación le adentraremos a la escritura con otro párrafo. No, no he cambiado de tema, les sigo explicando. Cuando con la facilidad que les describo se alcanza la mencionada felicidad, es muy posible también que no sepamos “esforzarnos” para detectar la diferencia del punto conseguido y aunque ahora les dijera punto y final, no sería éste, el signo gramatical adecuado en su uso, pues el enunciado no ha terminado.
El punto y final habremos de afanarnos en conseguirlo, en lo tocante a nuestro empeño por conseguir pasarlo bien a base de vaciar el contenido de algún que otro, apropiado al momento, cristal. Si no colocamos el punto y final y por ende, seguimos en el punto y seguido, la situación se nos puede escapar de las manos, la escritura dejará de ser análoga a nuestros deseos y les aseguro estaremos comenzando a pasarlo menos bien.
Pero las consecuencias de pasarnos de punto, van a mi parecer más lejos. Si continúan en la lectura de lo que quiero escribir, les expresaré lo que sigue.
Pasarnos de punto nos deja muy mal parados ante la visión de nuestros semejantes. Y ya no digo de los menores que pudieran estar presentes, en tal caso, ello de por sí ya sería motivo para vigilar muy mucho, las propias conversaciones acerca de la benignidad y logros conseguidos con la ingesta del alcohol.
Pero aún así, si estamos tomando alguna bebida alcohólica y queremos dejar bien claro cómo hemos de hacerlo para no pasarnos del punto, aquí sí que deberemos vigilar nuestra ortografía y dejar muy de manifiesto que es no sólo posible, sino que además es lo correcto, acertar a colocar el punto, con nuestro ejemplo, dejando bien preciso, que podemos hacer uso de las cosas y decidir cuando la situación así nos lo exija, dejar de hacer uso de ellas. Sin que ello nos merme ni un ápice nuestra alegría, felicidad y entusiasmo requeridos para poder decir al día siguiente: ¡Qué bien nos lo pasamos! Y además presumir de:¡Y qué bien me encuentro! Por lo demás el perder punto, nos acarreará unos muy fácilmente alcanzables, dolores de cabeza. Unos pasajeros al remitir la cogorza y otros venideros con el mal ejemplo que habremos dado a jóvenes y demás miembros de la sociedad.
Todo ello por el incorrecto uso del… punto y seguido, no teniendo en cuenta el momento y la llegada concreta del… punto y final.