El último ha sido Antonio Carrasco Orellana. Deja de estar al frente de su Cofradía de nacimiento: la de La Paz, la de “Abajo”. Y no opta a la reelección. Otro caso más, suponemos, de un hermano mayor que termina su mandato, algo “quemado” de lo que supone estar al frente de una cofradía.
Si dicen que hay seleccionadores de fútbol como españoles, lo mismo pasa en esta importante, pero delicada figura de las cofradías: el hermano mayor. Es el cargo que todos quieren, pero muy pocos lo intentan, lo consiguen o como en muchos casos, se presentan para que no desaparezcan siglos de historia y encima salen criticados. Es la pieza vital de la Iglesia para que las cofradías sean eso: parte de la Iglesia, y no repúblicas independientes.
Repasando las cofradías antequeranas en los últimos años, les hago una pregunta: ¿dónde están los anteriores hermanos mayores cuando dejan de serlo? Lamentablemente, muchos de ellos fuera de las mismas, se fueron por la puerta de atrás, y ahora se tienen en mala consideración. Puede que algunos no ejercieran bien, no le salieran las cosas como pretendían, pero sabemos de muchos que lo dieron todo y no merecen irse desapercibidos como él.
Desconozco su labor interna, me quedo con lo que se ha podido ver desde fuera. Ha desempeñado lo que ejercen muchos hermanos mayores: representar a su cofradía en los actos y cultos del resto de cofradías, cuando muchas veces se quedan solos. Ha trabajado en la Agrupación de Cofradías, relacionado con la Parroquia… ha valorado sus historia y sus raíces (¡qué recuerdos con las camareras!). Pero lo que más destaco de su persona, es su cercanía, no creerse superior por ostentar el cargo, ser lo de “los últimos serán los primeros”, escucharle buscar lo que creía mejor, pero sin derechos del pasado. Trabajar por lo justo, y no callarse ante las injusticias.
Ojalá que el próximo hermano mayor cuente con él, con su experiencia, con su buen hacer ante el Cristo de la Buena Muerte, y no deje que se vaya por la puerta que mantuvo abierta con todo su corazón. Me quedo con haberlo conocido y ser su amigo, pese a ser él de “Abajo” y yo de “Arriba”… lo importante es el fin: la hermandad, el respeto, la igualdad, Jesucristo… Y en eso se lidian muchas batallas.