“Son la gente de Patrimonio”. Así se les conoce ya cuando pasean por las calles de Antequera visitando sus monumentos y explicando al resto del grupo las características de tal o cual palacio o iglesia que les ha tocado estudiar para exponer luego. Son la gente a los que he acompañado este año –por fin ya se podía tras lo más duro de la pandemia– en alguna que otra salida medioambiental por nuestro entorno y que tanto me han emocionado al permitirme cerrar este curso escolar con una conferencia sobre “Las personas mayores y el bienestar emocional”, algo que siempre se consigue al seguir aprendiendo en la edad adulta. Ese era el tema y como broche final, presencia del alcalde incluida, el acto de entrega de sus orlas y diplomas por el buen aprovechamiento tras la formación de estos años.
La gente del Plan de Patrimonio del Ceper de Antequera es un nutrido grupo de mujeres y hombres –más de cien personas en varios grupos y niveles– que han encontrado en este proyecto educativo un serio argumento que les permite conocer mejor nuestra ciudad y todas sus connotaciones históricas, naturales y culturales. La idea cuando lo creamos bastantes cursos atrás era transformar las tradicionales formaciones del centro por una nueva visión, más activa y a la vez productiva bajo el prisma del aprendizaje colaborativo. Su evolución salta a la vista y tras la incorporación al equipo docente de Mari Paz Alba aquellas buenas prácticas han dado su fruto en una formación ya consolidada que no para de generar matrículas cada curso.
El término patrimonio lo usamos cotidianamente, pero apenas pensamos que proviene del latín “patrimonium”, una palabra compuesta por dos lexemas, patri (padre), y monium (legado, recibido). Lo que es lo mismo: aquello que recibimos de nuestros padres. Ahí es donde intervienen sus objetos de estudio ya que ese legado citado tiene el notable sello de nuestros antepasados y el de una naturaleza que siempre actúa como una verdadera madre, otra cosa es como algunas desaprensivos la maltratan en todo el mundo.
Con el ejemplo de estas personas que han puesto Antequera como centro de estudio dentro del programa educativo Vivir y Sentir el Patrimonio, promovido por la Consejería de Educación, viene una vez más quedando demostrado que el Ayuntamiento debería promover o al menos empezar a estudiar la confluencia de aspectos que unifiquen el voluntariado turístico actual con las formaciones que se dan en el Plan de Patrimonio durante dos cursos se puede estudiar en el Ceper Ignacio de Toledo de Antequera. No en vano, el profesorado forma parte del plantel docente de la Junta y las certificaciones que se reciben son oficiales.
“La gente de Patrimonio” son personas sencillas y de todas las profesiones y estados, como usted o como yo, que bajo el paraguas de la ciudad de Antequera han encontrado una forma de bienestar y de amistad compartida. Nunca la educación ha defraudado a nadie y como decía el pedagogo americano Dewey “la educación no es solo preparar para la vida, sino que es la vida en sí misma”. Al fin al cabo los docentes somos unos simples guías.