No fue hace mucho tiempo, concretamente en mitad de las fiestas navideñas que finalicé mi lectura de la última publicación de la escritora chilena Isabel Allende, «La isla bajo el mar».
En esta nueva novela, narra la historia de una esclava Zarité, que pasa por las más increíbles penurias en una época bien difícil en el siglo XVIII en una isla, Haití. En este libro narra a través de su vida cómo fue evolucionando esta isla, como era la situación que se vivía en Puerto Príncipe, en Le Caps, en Santo Domingo… donde franceses, españoles, esclavos, africanos que llegaban como esclavos e indígenas vivían en aquella época. A través de sus páginas descubre todo un universo precioso, donde la isla va creciendo y va tomando su propia identidad, al igual que sus habitantes que de estar monopolizados por el imperio francés, terminan creando la que conocemos hoy como Haití.
Y casi sin quererlo, aquella isla que descubrí en mis sueños, esos que acompañan siempre a los libros y que consiguen hacerme sentir más libre que nunca, se derrumbó por completo cuando en una mañana un terremoto sacudió sus vidas. En la mente se agolpan los sentimientos que hoy estamos mostrando con nuestra mejor arma, la solidaridad que no se debe acabar nunca. En mi corazón surge esa fuerza del haber conocido su realidad, una realidad que jamás pude imaginar que tendría tan cerca. Las guerras que en el libro narraban mostraban penuria, dolor y desgracias, las mismas las veo día tras día en la realidad; esperando que la belleza de aquel territorio pase de las páginas de un libro a la realidad.
