«Hammer», sello británico de películas de terror recupera su esencia histórica con la producción de «La mujer negro».
Hace años leía una novela de Susan Hill, sin saber que dicha novela fue todo un best seller, contando con adaptación teatral, televisiva y radiofónica para BBC. Como amante del género clásico del terror, me emocionó su lectura, no fue difícil percatarse de cómo bebía de autores clásicos como Stoker, Dickens, Wilde, Henry James… La producción de la Hammer era casi profética en la adaptación cinematográfica de esta novela. Tras apostar por la producción del remake de «Déjame entrar», «La víctima perfecta»… tenían que volver a sus orígenes. «La mujer de negro» no es la típica película de terror al uso, utilizando los artificios cinematográficos habituales en estas películas.
Simplemente sentándose delante de la proyección en pantalla podemos percibir sus personajes con alma, su densidad psicológica, donde las recreaciones climáticas, las localizaciones, los detalles y una realización ortodoxa de Watkins, sitúa a «La mujer de negro», muy alejada de las películas de terror contemporáneas.
Entre los elementos clásicos técnicos y narrativos, se sabe introducir elementos de narración cinematográfica modernos heredados del concepto cinematográfico oriental, logrando momentos espeluznantes como cuando Arthur observa los juegos de Nathaniel desde una ventana. Desde el comienzo de la película, su atmósfera, tempo narrativo… te envuelven rápidamente en el universo victoriano de la época. Existen momentos memorables, como la secuencia que transcurre en la cena con el matrimonio del señor Daily, interpretado magistralmente en matices por Ciara Hinds. Toda una declaración de intenciones de «Hammer»: terror clásico, elegante y entretenido.