Son palabras éstas que se emplean para denominar el conjunto de síntomas que nos van a sorprender cuando llevemos a nuestro organismo hasta el agotamiento de las reservas de glucosa en sangre.
En la antigüedad, los segadores la llamaron “la vieja”, hoy es más común aparezca en las personas que practicamos deportes de resistencia, es conocida como “la pájara”, o el tío del mazo… Lo que tal vez no conozcamos muy bien es por qué ocurre realmente, y el modo de evitarla. Ante todo hay que saber que la pájara es un acto de defensa de nuestro organismo para proteger el cerebro, el cual se alimenta únicamente de glucosa y cuando el nivel de la misma se ve mermado en demasía, éste actúa poniendo en marcha una serie de mecanismos para evitar daños.
Suelen ser varios errores sumados los que nos vienen a dar al traste, con las mejores previsiones. El ciclismo es un deporte de características muy singulares; una de ellas que nos da de lleno en el comentario de hoy es que, podemos ir lejos pedaleando, pero hay que calcular siempre las reservas de manera que cuando nos cansemos (agotemos) habremos de estar lo más cerca posible de casa. Un recorrido de 123 kilómetros en bici de carretera puede resultar excesivo si nos olvidamos, o no tenemos en cuenta, horarios a cumplir, preparación física adecuada, más frío del previsto, o sencillamente si no reponemos algo de alimento durante el mismo.
Sumados varios de éstos condicionantes, la pájara, estará servida, una vez que el cerebro pone en marcha todo el mecanismo de autodefensa, y éste obra por propia cuenta, agotados como digo los nutrientes almacenados en nuestros músculos, nos va a llegar un malestar general, una confusión, aturdimiento, escasez de fuerzas inclusive para sujetar el manillar, hipotermia, sintiendo a la vez una necesidad imperiosa de tomar alimentos.
Una vez que se ha disparado toda esta situación, no queda otra que parar y buscar alimento. Si la pájara se hace evidente y nos asaltan estos síntomas, es obvio que o bien no llevábamos alimentos o éstos fueron insuficientes. Me ocurrió una vez, con una descomunal pájara encima, que no me quedaron fuerzas ni para llegar a la venta más cercana para comprar algo. Hube de “robar” un melón, de un campo cercano a la carretera por donde circulaba, ¡Pero no tenía ni con qué partirlo!. Muy tranquilo me senté en la cuneta de hormigón y sobre ésta lo estrellé, hasta poder extraer los trozos de alimento tan necesarios.
¿Cómo prevenir estas situaciones?. Nunca lo haremos al cien por cien, más cuando realizamos entrenamientos largos con temperatura ambiente fría, como la existente el domingo pasado; para evitarlo en la medida de lo posible, habremos de llevar siempre algunos alimentos ricos en glucosa y tomarlos a los primeros síntomas. Con temperaturas bajas, un té calentito con mucha azúcar y algún dulce no graso, puede propiciar el poder llegar a casa pedaleando. Es muy curioso, cómo se puede pasar en muy pocos minutos, con algo de alimento ingerido, de no tener fuerzas casi ni para pedir al camarero de turno, lo que quieres tomar, a volver a pedalear con fuerzas renovadas. En un último caso llevar teléfono móvil y hacer uso de él si fuese necesario.