No es la primera vez que trato el tema en mis artículos, pero debo hacer hincapié ante un hecho que cada año pone en tela de juicio la decisión de las autoridades. Por estas fechas el nombre de quien pueda pasear con orgullo representando a Antequera en su Real Feria suscita todo tipo de comentarios. Ciertamente nunca llueve a gusto de todos, pero sí hay algo que unifica bastante cuando la elegida no está clavada en ningún sitio ideológico y es capaz de pasar de puntillas, dejando presencia, por todos los acontecimientos, lugares dignos de mención que tiene esta ciudad, y que no son pocos. Aunque se obvia, con demasiada frecuencia, a algunas personas que reúnen unas cualidades excepcionales y atesoran un bagaje de servicio, participación, voluntariado y un estar siempre disponible que son archiconocidas por todos los antequeranos, y además, y esto a mi juicio es muy importante, nacidas aquí.
¿Por qué hemos de ir a buscar lo de fuera si lo tenemos dentro? No dudo, ni por un momento de la validez de la persona elegida, aunque yo no la conozca. Pero me dicen que ejerce una actividad muy hermosa con el Centro de Mayores, que fuera de su ámbito de acción no es muy conocida y que viene, como servidora de ustedes de inmigrante.
Quizá sea complicado para quienes tienen la decisión de escoger, atinar en la más adecuada. Porque se sabe de sobra, en los mentideros de palacio, que suele ocurrir que casi siempre se barajan varias posibilidades, bien porque hay personas que le agobian la parafernalia y el estar durante varios días en la cresta de la ola, otras declina la invitación porque esa semana ya la tiene anteriormente comprometida para tomarse un pequeño descanso después del trabajo de todo el año, o bien otros casos donde la timidez juega una mala pasada. Creo sinceramente que hay que tener más amplitud de miras, y veríamos a algunas que ahora nos pasan desapercibidas.