Decía José Mota estos días que el mundo está abocado al desastre y que la solución es la comedia. Pues mira, es una buena idea. Lo que el hombre llegara a la luna me parece también una excelente efemérides, aunque no compartiría un billete para ir a estos lares. Yo creo que hay mucho que ver, sentir y vivir en nuestro planeta como para irme a nuestro satélite o a otro astro. Ha amanecido azul y suave, casi gris. Un atisbo de soledad temprana junto al faro de Torrox.
He decidido así de repente, como queriendo que ocurra, que esta tarde haré un abreve pausa en mi trabajo, últimas correcciones del nuevo libro, pues todo tiene que quedar listo para final de mes. Ilusionada con letras, palabras e ilustraciones. Aún faltan unas horas para que me lleguen traídos por el mar, los rezos navegantes porque hoy cuando escribo es 16 de julio. Las anclas en esta vida mía tiene nombres marineros como la Virgen del Carmen.
Con las luces de este atardecer tardío me acerco hasta Torre del mar, hasta el barrio de las Melosas porque desde aquí quiero verla Los marengos contentos llevan a hombros a su Virgen. Yo conozco el sentir de la salida que cada año espera al mes de Julio. La Virgen entre vítores y fajines rojos, entre música que eleva el espíritu. Medallas a las viudas de marineros. Emotivo desfile. Hay una bruma especial hoy, ya lo noté esta mañana.
Cuando nos alejamos de allí, vuelvo a poner el móvil activo. Amigos y amigas queridos, unos bastante nuevos, otros de toda la vida. Felicitan, comentan, hablamos.Charlamos de nuestras cosas e nuestros hijos, del tiempo de verano, del espíritu viajero que nos acompaña a todos. Alguno me recuerda el eclipse de esta noche, ya no sé quién, mientas alguien del grupo propone cenar pescaíto. Y aquí estoy plantada en la playa intentando ver ese eclipse a ver si esta vez no se me escapa.
