El Hormiguero, nos ofreció a todos los telespectadores de Antena 3, unas reflexiones del ex presidente González claras y firmes, tanto, que a día de hoy, cuesta trabajo encontrar un político con la lucidez y el aplomo que manifestó el entrevistado. Tenía recursos para todos y todas. Sabía arrancarle una sonrisa a la Dama de Hierro con solo emplear su gracejo andaluz y siempre la política como el arma más eficaz de resolver un conflicto, cautela para no en revesarlo con chapuzas y errores.
Su vida actual transcurre en Extremadura donde tiene “un trocito del planeta”. Nunca he considerado la tierra con esa plenitud que le otorga don Felipe, un grave error, solo perdonable, porque todas las generaciones de mis antepasados, hasta dónde puedo recordar, estaban ligadas al campo, y al cielo. Siendo muy niña, el telediario era un ritual respetable, donde nadie podía elevar la voz y cuando aparecía en pantalla Mariano Medina, el hombre del tiempo, mi progenitor abandonaba el sillón y se ponía, en pie, delante de la tele haciendo aspavientos con las manos y le rogaba a Mariano que echara el agua para abajo. Casi nunca se cumplían sus deseos, pero su constancia era admirable.
Su economía dependía de ella, pero amaba la tierra, no sabía ni podía desligarla de su familia. Hay quienes ven en la tierra algo más que un medio de vida, un disfrute o una seguridad económica. Para algunos, sea ese reposo de paz, esa tierra prometida que invita al descanso y que desde el antiguo testamento nos hablara Moisés. Eso ve el ex presidente, un lugar que invita a soñar y a moverte con la intimidad que desees.
La tierra es libertad y reclama nuestra atención; muchos programas de medio ambiente tienen que ponerse en marcha para mejorar tanto atropello infligido. No es nuestro basurero, sino un trocito del planeta de la que todos somos herederos. Si lo miramos así nos será mucho más fácil cuidarla.