No se ajusta a la realidad. Los miles de puestos de trabajo parecen ser bastantes menos y, dado que las empresas constructoras no pasan por su mejor momento, es muy probable que echen mano de sus contratados, por tener alguna cualificación en este tipo de construcciones. Los dineros que entrarían en los ayuntamientos por obras y a los que se han vendido la mayoría de alcaldes, vienen rebajados. Pero el principal escollo con el que se tropieza son las expropiaciones. Sobre el papel, tanto terreno a tal precio se hacen cálculos mínimos alejados de la realidad.
El precio con el que expropian se queda lejos del valor del terreno. Así que los abogados comienzan su tarea hasta obtener un precio que medio justifique el arrebato de una propiedad que no es estrictamente necesaria, sólo porque los políticos son únicos para echarse flores de lo que consiguen y nunca ven el costo de sus decisiones. La segunda parte es realmente la más dura. Hablando días pasados con un Catedrático de Derecho Administrativo, me contó que el Ayuntamiento de Málaga, sólo es un ejemplo de los numerosos casos que hay, está arruinado de pagar el justiprecio de tantas expropiaciones para rotondas y accesos a la ciudad. Según este proceso los más de trescientos millones de euros que hay adjudicados para el Anillo se triplicarían. Con estas premisas tiene que ser un loco el que quiera meter mano, por mucho que el diputado Heredia esté azuzando todo el día a cuenta de las ventajas, y de paso para ganar bastantes votos que necesita en la provincia de Málaga.
El Medio Ambiente se lo dejamos a países desarrollados y pioneros, donde saben cuidarlo, el respeto a la naturaleza es para nuestros socios del Norte de Europa. La película “Un franco catorce pesetas” nos retrata bien y aún seguimos con el mismo fotógrafo. No sé si se hará o no el Anillo pero son cada vez mayor el numero de políticos a los que sólo les interesa seguir en el cargo. Esto sí que es una realidad.