El Gobierno insiste en afirmar que: «está haciendo lo que tiene que hacer, y no lo que le gustaría hacer». Hombre ¡por fin dicen estar en lo que tienen que estar! Es tanto como admitir que la presente situación es resultado de haber hecho estos años atrás sólo lo que les gustaba hacer.
Pero ¿qué es la gestión pública sino hacer puntualmente lo que hay que hacer? ¿Cuántos somos? ¿46 millones de españoles? Pues 46 millones de mensajes tendrían que frenar a diario las alegrías de cada uno de los políticos, con este o parecido contenido: «¡ni se te ocurra hacer con mi dinero lo que se te está ocurriendo!». Sería como en la antigua Roma cuando se recibía a un general victorioso. Para bajarle los peligrosos humos, en el desfile triunfal ponían a un esclavo junto a él en la cuadriga susurrándole al oído: «recuerda que sólo eres un hombre». Cada mañana, 46 millones de españoles libres soplarían al oído del político: «no olvides que eres sólo un mandado para el cuidado de la casa común; no caigas en la horterada de creerte «clase» política».
«El cuidado de la casa» es lo que significa en su raíz griega la palabra «economía». Y puesto que la casa es común, 46 millones de voces tendrían que imitar –por la cuenta que les trae– a aquel espontáneo americano que interrumpió de mala manera las divagaciones de uno de sus políticos: «¡La economía, imbécil, la economía!». Aquí, sin faltar (por el momento), habría que haberle dicho a diario: «lo que tienes que hacer es dejarte de bobadas y mantener gordo al perro ¡que vienen pulgas!». Si no lo han hecho, es que no se lo hemos dicho 46 millones de veces. Tenemos lo que nos merecemos.