miércoles 16 julio 2025
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Los ángeles también tienen rostro de hermano y de madre

uando eres un niño, a veces tienes miedo al estar solo, de noche, o al pasar por lugares oscuros. Recuerdo a mis padres que me enseñaron la oración del Ángel de la Guarda, que aún sigo utilizando cuando no me encuentro seguro: “Ángel de mi Guarda, dulce compañía…”
 
Vas creciendo y descubres a esos ángeles en tu día a día, en hermanos, amigos, familiares, compañeros… haciendo la misión que desde que naces, desarrollan con orgullo y pasión tus padres. Pero te vas despegando de ellos, y muchas veces precisas de otros ángeles en tu camino.
 
Desde esta semana, Antequera tiene dos nuevos ángeles guardianes. Uno es joven, se llama Jesús, y nos dejó empezando a vivir. La vida nos trae estos trágicos sucesos, inexplicables, pero que suceden desgraciadamente. Ante el dolor, un rayo de esperanza, en el que este joven, desde el pasado sábado, estará velando por su familia, pos sus amigos, por los jóvenes que se encuentren en peligro. ¡Seguro que intentará cuidar de todos ellos!
Y el segundo de los nuevos ángeles, no es un niño, ni un joven, es una madre. Hasta que no compartimos el dolor con su padre, con sus hijos, con su hermanos, con sus sobrinos, no pasó por nuestro corazón la imagen que las madres también pasan a ser ángeles de la guarda.
 
De nombre Socorro, de vocación Mayor Dolor, otra luchadora del cáncer. 8 años afrontándolo, combatiéndolo, en el que ganó la primera batalla, pero no pudo con la segunda. Como bien dijo el padre Antonio Fernández en el entierro, Socorro daba más consuelo y ánimo a quienes acudían a verla, que ellos mismos hacia ella, que era quien precisaba de ayuda por su cruel enfermedad.
 
Muchas veces, cuando acompañamos a una procesión, miramos al cielo por sentir que alguien nos observa, nos mira… A partir de ahora, siempre que pasemos por la calle del Río, sentiremos a esa madre convertida en ángel de la guarda, que seguirá sonriendo, al ver a su hijo preparar altares hechos oración en forma de petalada, cuando la Virgen de la Soledad llore, la del Carmen sonría o cuando recibió a Santa Eufemia en el 2010. 
 
Y ese ángel presumirá de hijo: “¡Habéis visto lo que ha hecho mi Miguel con las telas y colgameles!”. Y como siempre, al lado su padre, orgulloso de sus hijos, de su luchadora esposa, de su nieta… quienes se quedan aquí, amparados ante ese ángel con rostro de madre.
 
Y, en ese día que vimos por primera vez a este peculiar guardián de Dios, entendimos por qué se llama “Mayor Dolor” al Señor y Virgen de San Sebastián. No por la flagelación, por el dolor de una Madre de ver sufrir a su Hijo… sino por el Mayor Dolor que los hijos, nosotros, aquí en la tierra, tenemos que padecer antes de acompañarles en el Reino de los Cielos, donde ya, descansa en paz, cuidando de su familia, ese ángel con cara de Socorro, que es esposa, madre, hermana, tía y abuela, ya les cuida también desde allá arriba. A su familia, a sus amigos, a su barrio… el pesar por la pérdida, pero la esperanza e ilusión por ese nuevo ángel con rostro de madre…
Más información edición digital www.elsoldeantequera.com y de papel.
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