Muy buenas tardes. Primeramente presentarme, soy un vecino de calle Calzada, vivo justo encima del Bar Ambigú. Mi carta es por lo siguiente: Llevamos varios años luchando con el Ayuntamiento por el tema de música alta, o altísima en este local de copas.
Varias reuniones con el Ayuntamiento que no han llevado a nada, una pasividad increíble por parte de nuestro alcalde. EL tema está muy claro, todos los bares tienen que tener un limitador de potencia, el cual es sometido a exámenes periódicos, para ver si éstos sobrepasan los limites establecidos por la ley, para ello tienen instalados en el techo del bar, o en alguna columna un aparato llamado sonómetro, que no es más que un micrófono conectado al limitador que cuando detecta un exceso de sonido, pues hace que la música de corte hasta que se baje el volumen.
Pero ¿qué pasa cuando estos micrófonos están escondidos encima del falso techo de escayola como es el ejemplo del bar Ambigú o todos los demás bares?
Pues que la música se puede sobrepasar en un porcentaje muy elevado, entonces cuando hacen los controles rutinarios, esto no salta a la vista.
Bien pues aun hay más. La noche del dia 5 de enero, había una fiesta de música «House» preparada en el Bar Ambigú (hay carteles por muchos sitios, es más les adjunto un archivo adjunto con el carte de dicha fiesta). La música empezó a las 00:00 con un volumen desmesurado, a las 2:30 de la madruga hice una llamada a la Policía Municipal para advertir del volumen desmesurado y de que iba a más.
A las 5 de la madrugada tuve que hacer otra llamada porque ya no se podía parar, y lo primero que me dicen es que «¡¡¡estamos en fiestas y tienen permiso hasta las 6!!!», pero… ¿Y EL VOLUMEN?
Me dicen que envían una patrulla al lugar para echar un vistazo. Me visto y bajo a esperar a la patrulla para conversar con ellos y explicarles la película de toda la noche.
Lo primero que me dicen los agentes, nosotros no podemos hacer nada. Pero ¿cómo que no pueden hacer nada? Está claro, órdenes de sus superiores.
En esto que sale un camarero del bar a preguntar qué es lo que pasa, y le comento toda la historia, y me dice que ellos tienen el limitador puesto, a esto que les respondo, ¿y dónde está el micrófono? Y me dice el chaval, en el techo, pero no importa porque hoy hemos traido otro equipo de música y no está conectado. ¿Pero esto es posible?
Bueno mi indignación es tal que no la puedo explicar ni en mil párrafos. Estamos ante un equipo de gobierno que permite la movida, pero no permite el descanso, o ¿acaso yo no tengo derecho a descansar en mi casa?
(…) Sólo me queda una solución, que es el juzgado, pero es algo tan simple por parte del Ayuntamiento como hacer cumplir la ley.
ALFONSO RAMOS ESPEJO
