Todas las administraciones públicas se unen para conseguir que el proyecto de Los Dólmenes de Antequera pueda ser declarado Patrimonio Mundial por la Unesco.
La Junta de Andalucía lo propone por el Consejero y el Delegado del Gobierno, inicia una campaña que presenta al Ayuntamiento para que la respalde. Sólo falta que el Gobierno Central lo ratifique, y ahí entra el Alcalde que dice que ya ha hecho la gestión y que así será. Administraciones de distinto color político, pero con el mismo objetivo: conseguir que sea Patrimonio Mundial.
Tan difícil no ha costado ponerse todos de acuerdo. Y uno se pregunta: ¿por qué no actúan siempre igual? Si el interés de los ciudadanos es el que debe prevalecer, ¿por qué en muchas ocasiones nos aferramos en los intereses de partido?
2016, ojalá sea ese año en el que Los Dólmenes sean reconocidos por el hombre del siglo XXI, como lo que es desde que el prehistórico los levantó: patrimonio mundial en el corazón de Andalucía.
Éste debe ser ejemplo de colaboración de actuación, con lo que se podrían desbloquear temas como el Anillo, Puerto Seco, Palacio de Ferias, Teatro Torcal, Circunvalación, Conjunto Dolménico… ¿Quién da el primer paso y sigue el ejemplo de lo desarrollado en Los Dólmenes?