¿Difusión o información? Ésta es una de las claves del momento. ¡Difundir!, no es lo mismo, que ¡informar! En tiempos de difusión doctrinal e ideológica, millones de ciudadanos son engañados, y los andaluces no podían quedar atrás. Los andaluces han sido un pueblo engañado durante décadas y manipulado a la antigua usanza.
Nuestra única intención como andaluces y españoles, es informar que hay algo más que lo que se nos dice o difunde de manera adoctrinadora y ficticia. ¡La otra historia, la historia real, es la que a continuación también queremos que los medios, que dicen ser plurales e independientes, ilustren e informen de igual manera a todos los andaluces y andaluzas. Por lo tanto, este manifiesto también pide que sea colgado para información general e ilustrativa y que cada cual acepte «libremente» aquella que considere oportuna y reivindicativa. (…)
1º. Reconocemos como «padre» de Andalucía a Fernando III «el santo», rey de Castilla, Toledo, León, Galicia, Sevilla, Córdoba, Jaén y Murcia. Y es padre de Andalucía por su labor «reconquistadora». Incuestionable y principal causa de nuestra actual «Andalucía», es completamente mentira, que Andalucía nazca con el estatuto de autonomía de 1918 encabezado por don Blas Infante. Reconocer la paternidad histórica de Fernando III, como padre de Andalucía, desde el punto de vista moral y salvador en tiempos complejos y de esclavitud para el pueblo.
Aquel andaluz-español, que no reconozca esta circunstancia, desconoce su historia, sus orígenes y por lo tanto ni es de «bien nacidos», «ni agradecidos». Somos la historia de siglos y no la «historia» de un período menstrual político. Más cierto es, que con nuestra «independencia» de España, vociferada por el actual y farso padre de la patria andaluza, todos pierden y nadie gana. Nuestros hijos, hoy, son el resultado de aquella aventura de renuncia a nuestros legados históricos.
2º La Historia no engaña, engañan y someten nuestros políticos actuales, constructores de una historia falsa y plenamente interesada para sus intereses particulares. «Nuestra historia es para todos y no para unos pocos». (…) Bajo la égida de la regia figura de Fernando III, fueron felizmente reintegrados a España todos aquellos territorios que sufrieron una cultura de infelicidad y esclavitud, sometidos a unas doctrina extraña, fanática, brutal e invasora, que ahora reconocemos hóstil (…)
3º. Con el avance de la cultura y de los siglos, España y Andalucía, consiguieron construir puentes hacia la civilización que hoy conocemos, occidental, libre, culta y conservadora, nuestros ciudadanos fueron creyendo en la libertad individual y en la defensa de sus derechos. ¡Hoy!, con el invento de la patria andaluza, hemos emprendido el camino de la miseria, el rechazo a los valores democráticos y sobre todo a la erradicación de nuestros derechos y libertades como herederos de aquellas conquistas (…).
Olvidando el pasado y engañados en el presente, patriotas, dícense andaluces, alaban la nefasta gestión de una «casta» política convertidos al despotismo obrero y social, que diseñan una patria para «ellos» y que llaman Andalucía. (…) Una democracia «chica» que se construye sobre mentiras históricas, no es democracia, es usurpación del derecho y libertades al que todos tenemos derecho y conquistados por «grandes» personajes de la «historia» real de esta nación llamada España y Andalucía…
Y 4º. El inicio de la semi-república moribunda y opresora para los ciudadanos, se volvió a iniciar para desgracia de millones de ciudadanos con la confección de nuestro «querido» estatuto de autonomía para Andalucía. ¡Las cosas claras! Hablar de «patria» chica para romper la «nación» grande de todos los andaluces y españoles, es de una temeridad y de un solipsismo terrible. ¡Ahora!, más que nunca, ¡viva Andalucía libre!, pero libre de ladrones y opresores que oprimen al pueblo y condenan e hipotecan el futuro de nuestros hijos para muchos años.
