Desde marzo, el coronavirus centra la atención de nuestro día a día, de los medios de comunicación y de las redes sociales. Pero, ¿y las demás enfermedades? Se están descuidando y como expusimos en nuestro reportaje sobre el estado de alerta, mueren más personas por problemas al corazón, cáncer o en sus últimos cuidados paliativos.
Llevo semanas queriendo escribirlo, algo he apuntado por redes sociales, no paro de realizar llamadas telefónicas, pero llegó el día. Mi primera revisión anual tras 9 años de mi primera batalla contra el cáncer la tenía prevista en la semana del 23 al 25 de marzo. Época en la que se comunica que sólo se harían operaciones y tratamientos oncológicos. No respondía ningún teléfono de los hospitales de la capital y de Salud Responde y no sabía si ir o no a mis citas.
El único servicio que me atendió fue el de la Asociación Española Contra el Cáncer: el 900 100 036, al que siempre que llamo, me atienden de inmediato. Me aconsejan que no vaya por la situación y que me llamarían para darme nuevas citas.
Así fue, tres meses después, en junio, indicándome que me mandarían nuevas pruebas (un TAC, radiografía y ecografía). Citación que me llegó de inmediato. Pero cuál es mi sorpresa que hace unas semanas, me mandan una carta y me notifican que por problemas técnicos en Málaga, sólo me harán la ecografía y que las otras dos pruebas me las concertarán con una clínica privada.
Escribo a 4 de septiembre y no sé nada más oficialmente. Me atienden en Málaga y que ya me llegará o que ya me la mandarán. Se aproxima mi cita con el oncólogo, y tras 18 meses, sólo me garantizan una de las tres pruebas. Y miren cómo está el patio.
Y uno se pregunta: ¿cuántas personas estarán como yo, cuántas se les habrá agravado una enfermedad por los retrasos por la pandemia? ¿A cuántas se le podrían haber hecho en este verano? Esto, sí es un problema. Continuaré…