Bajando hacia el paseo por la acera de la derecha te encuentras con el bar-restaurante “El Reencuentro”, nombre actual del antiguo Noelia, (Que a pesar de haberle cambiado el nombre es como la gente lo conoce y nombra) propiedad de Miguel Ruiz y regentado actualmente por su mujer Rosi, la cual, como antes, sigue al pie del cañón en su cocina, ya que Miguel en la actualidad se encuentra de baja y jubilado, (aunque no por ello está siempre en la barra como cliente y pendiente de lo que sale a la barra y a las mesas). En él podemos degustar su excelente cocina, que como siempre dispone de buenas carnes y pescados de gran calidad, al mismo tiempo de guisos variados, entre ellos el arroz de los domingos, así como paladear sus exquisitas tapas de las que pueden hablar sus clientes y amigos, contando entre ellas con la porra blanca, que el que no la haya probado no sabe lo que se está perdiendo, así como los callos y las migas, todo ello totalmente casero, aparte de buenos embutidos de primera, que la mayoría de sus clientes de antiguo han vuelto a degustar, pues no paran de reservar mesas, que atienden con el mayor esmero tanto Carmen como Rafael.
Quiero desde aquí recordar el antiguo Noelia en el que había una mesa entrando a la derecha en la que junto con Miguel, su propietario, se sentaban a mediodía varios clientes y amigos, degustando más de una vez los celebres “Huevos a la pelea” y en la que se trataban todos los temas habidos y por haber, dado lo variopinto de los tertulianos. Entre ellos el doctor don José Cárdenas, que como no fumaba por sus problemas de bronquios, la formaba si a alguno se le ocurría encender un cigarro (hablo de cuando se podía fumar en los locales públicos), Pepe Soriano, Antonio Román (los tres ya fallecidos y a los que a pesar del tiempo, seguimos recordando), Cándido Vidal, Juan Benítez, Pepe Aguilera, Antonio Jiménez, el que suscribe y posiblemente alguno más que se me olvide; pasábamos un buen rato antes de irnos a comer, aunque por las obligaciones de cada uno, no es que fuésemos todos fijos a diario.
También quiero recordar las comidas de los jueves a las que asistían Antonio Navajas, su cuñado Pepe Maraver, Rafael Pino (el óptico), Paco Luque (el de La Llave) los hijos de Paco y Rafael, José Antonio Morente, Paco Ruiz (de La Crónica), yo mismo y alguno más que ahora no recuerdo, también algún director de banco que casi siempre nos acompañaba y que teníamos tratado con Miguel a dos mil pesetas por comensal; él nos ponía la comida que quería, siendo muchas veces su banco de pruebas, la bebida y después de comer una botella de ginebra y las tónicas correspondientes. Recuerdo que en una ocasión, como esta reunión se veía antes en otro bar donde tapeábamos y tomábamos alguna copa, que pagaba yo y luego les cobraba a los demás junto con la comida, le digo a Miguel: Esto tenemos que darle un arreglo, Miguel me contesta: Desde luego, pensando en que subiríamos algo el importe; yo le propongo tomarnos las copas en su bar antes de comer y que entre en las dos mil pesetas. Su respuesta inmediata: ¡Vamos lo que faltaba!, contando lo que os bebéis después de comer, ni hablar, bastante hago con manteneros el precio. Y así seguimos hasta que se disolvió la peña.
La verdad es que hemos pasado muy buenos ratos en NOELIA (me cuesta nombrarlo por su nombre actual) y desde estas líneas les deseo los mayores éxitos en esta nueva etapa que ha emprendido Rosi al frente de su negocio y que sepan que cuentan con mi apoyo para lo que les haga falta en todo momento.