Etimológicamente y como su propio nombre indica una mastitis es una inflamación de una mama, es decir, de una glándula mamaria. Habitualmente la mastitis se produce por la obstrucción de los conductos de la leche en el pecho, puede ocurrir tanto en madres lactantes como no lactantes. Realmente puede afectar a mujeres de cualquier edad, desde recién nacidas, a la pubertad, en edad reproductiva o incluso la vejez. Muy rara vez afecta al hombre.
De entrada la mastitis a veces puede tener un origen infeccioso, aunque no siempre es así. Normalmente se debe a una infección cuando sucede algunas semanas después del parto y en madres lactantes. Suelen ser infecciones bacterianas producidas por Staphylococcus aureus y en ocasiones puede ser necesario el tratamiento antibiótico. En estos casos se produce dolor y enrojecimiento en el pecho y en situaciones menos frecuentes fiebre e incluso abscesos de pus que tienen que ser drenados. Puede ser necesaria la retirada manual de la leche materna acompañada de una extrema higiene de la mama. Las grietas y heridas en el pezón y la ropa ajustada aumentan la probabilidad de sufrir una mastitis infecciosa. Otras costumbres más de moda en la actualidad como el piercing también favorecen el desarrollo de la mastitis.
Es importante en el diagnóstico diferenciar una mastitis de otras patologías de aspecto parecido pero más graves, como por ejemplo un cáncer de mama. A veces la mastitis se presenta como un bulto duro doloroso en alguna zona del pecho. No hay que olvidar que la mastitis y el cáncer de mama pueden coincidir o alternarse en una misma paciente de manera indistinta a lo largo del tiempo. Tampoco debe confundirse una mastitis con otras patologías benignas como el fibroadenoma. Para finalizar, hoy les recomiendo disfrutar de la compañía de los verdaderos amigos, la vida así compartida se vive más intensamente.