Aunque a priori este nombre pueda despistarnos, el molusco contagioso es una infección vírica de la piel que nada tiene que ver con los famosos moluscos como los pulpos, las almejas o los calamares.
El molusco contagioso es habitual en los niños aunque también se puede considerar una enfermedad de transmisión sexual. Está producido por un virus de la familia Poxvirus y más concretamente del género Molluscipoxvirus. La infección se produce al entrar en contacto directo con las lesiones de una persona infectada o bien por objetos contaminados como por ejemplo, juguetes o toallas. Las manchas que produce se diseminan por todo el cuerpo, son inferiores a medio centímetro de diámetro y pueden crecer hasta presentar su superficie elevada pudiéndose considerar pápulas.
De esta manera, su aspecto es similar al de pequeñas verrugas de color perla, más bien con un color blanco ceroso, que no son dolorosas ni producen picor si no se tocan. Es más habitual en pacientes con Dermatitis Atópica que presentan su piel muy seca. Se aconseja no rasgarse las lesiones para evitar la propia propagación del virus, las cicatrices que pudieran quedar en la piel o incluso infecciones secundarias que pudieran producirse.
El diagnóstico lo establece el médico dermatólogo en función de la sintomatología y se confirma con una biopsia de la piel. En principio, el molusco contagioso no requiere tratamiento y suele desaparecer con el transcurso de los meses o incluso de los años. Todo dependerá del número de lesiones y de su localización. En el caso de pacientes inmunodeprimidos se pueden extirpar las lesiones quirúrgicamente, o bien utilizar la crioterapia y el uso de cremas que contengan imiquimod.
Para acabar, no sería mala idea que de vez en cuando nos parásemos a pensar lo mucho que necesitamos y el bien que nos hace el amor de nuestra pareja.