Se veía venir. La incompetencia, insensatez, y falta de compromiso de nuestros dirigentes políticos con el conjunto de todos los ciudadanos que acudimos a las urnas ha quedado, una vez más, puesta de manifiesto. Somos testigos, en primera persona, de que aquellos que resultaron elegidos no han tenido altura de miras. Han sido incapaces de pactar porque, tal vez, nunca aprendieron el concepto de Estado.
La intervención de todos y cada uno de los portavoces con representación en el Congreso, echando balones fuera, ha mostrado el reflejo de cuanto estamos creando en España: unos grupos que no se van a poner de acuerdo. Reproches y más reproches. El PSOE sabiendo desde un primer momento que unas nuevas elecciones podrían darle mejores resultados, se ha dedicado a marear la perdiz con equipos negociadores donde, con su sola presencia y su forma de hablar, te hacían pensar en todo menos en negociaciones serías en materia política.
Quien esto escribe cada día tiene más claro que no podemos entregar el voto a cualquiera. Quien se muestra incapaz de gestionar acuerdos, de llegar a pactos, de entenderse con homónimos está mostrando al mismo tiempo su falta de rigor para gobernar un país como España. A todos debiera darles vergüenza.
¡Cuántos proyectos se podrían llevar a cabo con los cerca de 10 millones de euros que nos van a costar unas nuevas elecciones!Muchos españoles progres y conservadores decían continuamente que lo mejor que le podía estar pasando a España, en el último quinquenio, era que se rompiera el bipartidismo. Pues bien, ahora, en sus narices están siendo testigos que España no es fácil de gobernar.
Que nuestro país no es territorio que cede ni concede. Que en política todo tiene un precio y que arrodillarse o echarse a un lado no va con algunos. Que el director de una orquesta diga que la culpa es de todos los músicos muestra su incompetencia. Y que los músicos digan que la culpa es exclusivamente del director es no reconocer que no todo el mundo puede tocar cualquier instrumento. Nos vamos a unas cuartas elecciones en solo cuatro años.
Hay carnaza para la televisión, mucho menú para periodistas que coparán horas diciendo lo mismo que llevan argumentando desde junio, pero faltará el análisis. Con la moral y la ética perdida, esos políticos –incapaces de llegar a acuerdos– debieran ser depositados en una letrina. ¡No hay derecho!