Sinceramente, me da bastante pereza ver alguna serie de ficción o película española. Pero he aquí, que de sopetón me he visto una serie (su temporada completa de seis capítulos) y una película. Para que no se diga. De momento les escribo sobre la serie, “No me gusta conducir” de Borja Cobeaga. He de confesar que su protagonista, Juan Diego Botto, no es de mi santa devoción, más aún cuando en lo más profundo de mi psique retumba aún su interpretación de Calisto, en la adaptación del clásico literario “La Celestina” por Gerardo Vera. Pero oigan, todos evolucionamos, o al menos lo necesario para aguantar el tipo en seis capítulos. Fuera de sátira, Botto está muy correcto en este producto de Borja Cobeaga. Guionista y director que se va ganando a pulso un hueco en una industria bastante caprichosa y manipuladora con los verdaderos talentos como Borja. Él ha demostrado en su serie ser más entretenido, poner más ritmo y presentarnos a actores o actrices de gran valía desconocidos por el gran público.
Magnífica la interpretación de David Lorente como profesor de autoescuela, acaparando las secuencias más divertidas con una gran vis cómica. Todo ello conforman elementos que unidos aportan de tal forma que ya querrían para sí otras series de mayor producción o promoción. La filmación no enseña las posibles carencias de producción (algo que suele ocurrir cada dos por tres en el producto nacional), la trama te hace empatizar con los intérpretes, la duración de cada cápítulo no excede la media hora (una duración perfecta para cada uno de los seis capítulos), y te deja con ganas de ver el siguiente capítulo (clave para cualquier serie de ficción). Y todo ello, con el telón de fondo sobre las vicisitudes de una autoescuela y sus alumnos, en especial Pablo (Botto), un profesor de universidad que tiene bastante atravesado el obtener su carnet de conducción. No es cosa fácil, acostumbrados a tramas de suspense, política, mafia, desapariciones… enganchar con una serie así, pero Borja Cobeaga vuelve a demostrar que cualquier tipo de historia con pulso y bien tejida en tramas y subtramas, puede resultar de lo más de entretenida.
Y sobre todo, nos supone al público de Antequera, poder disfrutar de unas de sus actrices con más proyección de futuro, Carolina Rubio. Una actriz formada en las tablas del teatro (como debe ser), actriz en la Compañia Nacional de Teatro Clásico. Sus cualidades han sido aplaudidas en el Centro Dramático Nacional, diversas nominaciones… poco a poco va siendo una cara identificable para el gran público, sobre todo el de las salas cinematográficas. Antequerana que escribe con dedicación, pasión, y enorme profesionalidad momentos históricos en el mundo del arte teatral y el cinematográfico con cada una de sus maravillosas interpretaciones. Tal y como cuando era niña lo soñaba. Eso sí, Carolina, voy a presumir de que el primer casting y oportunidad interpretativa te la brindó un servidor. Espero no te importe.
