No he asistido nunca a una manifestación del 8 de marzo. Entiendo, perfectamente, a quienes asisten y luchan por unos derechos, que poco a poco, la sociedad les va reconociendo. La ilusión de cada una de estas mujeres que acuden, al acto colectivo, con la esperanza de ir cambiando las reglas impuestas por una sociedad de hombres, es inmensa, tienes sus frutos y no se le puede plantear ninguna objeción.
Es prematuro, casi una temeridad, salir a reivindicar, lo que todas sabemos que no tiene vuelta atrás. No es el mejor año para llenar la calle de ruido y pancartas. Y muy difícil entender el porqué se autoriza en grupos de hasta quinientas mujeres, si el disfrute de un aperitivo en las terrazas, no puede exceder de cuatro personas.
Los amantes de los Tronos de Semana Santa, estarán que tiran cohetes de indignación por las medidas tan arbitrarias que salen del ejecutivo. Es muy extraña la decisión del delegado del gobierno por mucho que parezca ir destinada a aplacar las salidas de tono de los morados. Y no ninguneen a la sociedad, mucho más lista que todos los políticos juntos, diciendo que la marcha irá con todas las medidas de seguridad. Hasta al punto de encuentro, el número de mujeres que tendrá que utilizar transporte público, privado, cualquier medio para llegar a la cita es considerable y hace fácil el descuido de la protección personal. La euforia es capaz de reírse del miedo.
Las cifras diarias de muertos, solo son eso, cifras. Parece que poco importan quienes hayan detrás, mayores, medianos y hasta, algún joven, que ha pagado un alto precio por nacer en un tiempo difícil, catastrófico, aunque tratemos por todos los medios de evitar este calificativo, y estemos viviendo en una ficticia normalidad, que cada uno nos hemos impuesto, para camuflar el sufrimiento.
No es tiempo de lanzar campanas al vuelo ni olvidar, un solo instante, la pandemia que nos asola. Hay que darse cuenta, en nuestra pequeña sociedad antequerana, la cantidad de mayores que han dejado de verse en la calle, están en sus casas, preocupados y afectados, por el encierro. Haber quién les explica la manifestación.