miércoles 23 octubre 2024
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Ocio, diversión y feria

Con el inicio de agosto mi DNI suele sumar cifra, esa fiestecilla personal que hemos dado en llamar cumpleaños. Pero no les voy a hablar de ello. Sí de fiestas, de La Feria, y de las experiencias que con el cúmulo de cifras en mi tarjeta personal, se van acumulando.
 
No quisiera que mis letras sirvieren de prejuicio, detrimento ni mucho menos quebranto de comercio, casetas y otros negocios afines a las Ferias. Algo parecido me ocurrió hace unos años ya, cuando en tomando a comentario, el tabaco y el uso del mismo en determinadas zonas, en ofreciendo otras ideas y consejos acerca del consumo del mismo, algún comercio afín, se manifestó algo incómodo por ello.
 
La ley, que posteriormente vino a regular el consumo del tabaco, tanto en edades como en los espacios en que se podría realizar la actividad en sí, dejó bien claro, que muy mal encaminadas no iban, en aquel momento mis palabras escritas y en artículo similar publicadas.
 
Mucho he leído sobre la Real Feria de Agosto, recientemente disfrutada en nuestra ciudad. Opiniones de variadas y muy diversas consideraciones acerca de los días de celebración, distribución de casetas, actuaciones, cacharros de feria, modos y modas en las distintas maneras de enfocar la diversión y las distintas formas de negociar la feria. No hay que olvidar que en el origen de toda feria está el componente de negocio, recaudación, como bien nos dice Don Miguel de Cervantes en “La Gitanilla”, en pocos días “hacer el agosto”.
 
Cámbiense los modelos de Feria que se consideren más apropiados para el divertimento. Si éste llega, la participación estará asegurada, el negocio es muy posible que también. Pero miren muy bien el cómo, las formas y ofertas que se les realiza al ciudadano, a los jóvenes, verdaderos motores y empuje en la participación y diversión de las ferias… y a los menos jóvenes, a la postre los que con todo seguridad aportaran la parte más sustancial en lo económico. La “gallina de los huevos de oro” podríamos estar desplumándola. Y ya sabemos que si desplumamos a una gallina y luego no nos gustare el resultado, volver a poner otra vez las plumas en su sitio… es tarea muy difícil por no decir imposible.
 
El consumo de alcohol, está excesivamente ligado a la diversión de las personas, mitificado, publicitado diría yo casi irresponsablemente por los adultos cuando, en llegando ocasión oportuna, no dudan en consumirlo y en realizar ostentaciones de sus “vigorizantes” efectos. Casetas y demás puntos de encuentro en la búsqueda del divertimento de la ciudadanía, no dudan en ofertarles, proponerles diversas formas de encauzamiento, hacia cual es la mejor forma de conseguirlo. Las quejas acerca de esa otra forma en que los jóvenes lo emplean, (botellón lo denominan) para conseguir dicen, el punto de diversión, también tienen sus razonamientos el tenerlas en cuenta.
 
Siempre se ha tomado alcohol en las ferias y las personas se han divertido trasnochando, bailando, consumiendo. Pero estas celebraciones se hacían: en las ferias, en los cumpleaños, algún que otro acto social. En definitiva tres o cuatro veces al año. Esto hoy, ocurre semanalmente, los fines de semana y algún… jueves que otro con puente también.
Sin embargo existen otras formas mucho menos tóxicas de conseguir divertirse, sin llegar a esos extremos, con otras actividades, con más diversidad de bailes, con menos decibelios, claro que lo mismo el consumo de todos los productos de la feria habrá de ser mucho más responsable.
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