Recordemos que el páncreas es un órgano que se encarga de producir sustancias tan importantes como las enzimas digestivas (jugo pancreático) y hormonas como el glucagón y la insulina. En condiciones normales estas enzimas cuando llegan al intestino delgado es cuando se activan y digieren los alimentos.
Una pancreatitis, como su propio nombre indica, se produce cuando se inflama el páncreas. Esto puede ser debido a que las enzimas producidas se activen en el mismo páncreas y empiecen a digerirlo y por eso se hinche. No está muy claro el por qué se produce este mal funcionamiento; sí se sabe que es más habitual en casos de alcoholismo, tras infecciones víricas o bacterianas, si se tienen los triglicéridos altos y en casos de problemas autoinmunes. También puede estar relacionado con el uso de ciertos fármacos a largo plazo como los corticosteróides, los diuréticos y los estrógenos entre otros.
Los principales síntomas que produce una pancreatitis son inespecíficos, incluyen náuseas, vómitos, taquicardia, fiebre y un dolor abdominal característico, ya que el páncreas se encuentra situado detrás del estómago. Para el diagnóstico pueden ser necesarias pruebas radiológicas como la ecografía, la resonancia magnética o el TAC. También se utilizan pruebas analíticas de perfiles metabólicos en los que entre otras cosas se observan las enzimas (amilasa, lipasa) elevadas. Puede ser necesaria la hospitalización e incluso en casos extremos la cirugía para retirar parte del tejido pancreático dañado y drenar el líquido acumulado en la zona. El tratamiento pasa por controlar el dolor e incluye dieta absoluta. Pueden existir complicaciones como insuficiencia renal o cardiaca, hipotensión y quistes o abscesos en el páncreas. Para acabar, hoy les recomiendo un tranquilo fin se semana en compañía de buenos amigos: quizás encontrarán esa paz interior tan necesaria.