Si llegaran a coincidir todas las citas electorales pendientes. Los más afortunados tendríamos cuatro urnas: Municipales, Generales (Congreso y Senado) y Europeas. Y en otras comunidades habría que estrecharse un poquito para que pudieran estar las Autonómicas.Entre cinco y cuatro votos a depositar por cualquier hijo de vecino.
Deben elegirse presidentes de mesa con una vista perfecta para que cada voto vaya a su urna correspondiente. Hasta aquí todo parece sencillo. La realidad es bien distinta. La papeleta del Senado es la gran desconocida, se deposita sin marcar, se recuadran más de la cuenta, marcan unas opciones muy diferentes que a la hora del recuento no se corresponden con ninguna de las depositadas en el Congreso. Y no pocas veces la de color sepia se ignora. No la depositan, el color les huele a rancio y el mareo para entenderla supera su interés por acercarse a las urnas.
Eso lo sabemos muy bien quienes llevamos de interventores toda una vida. Leer uno por uno las opciones señaladas e ir anotando todos los nombres y a continuación palitos, como cuando estábamos aprendiendo a sumar, para registrar todas las veces que ha sido elegido. Hasta completar el número exacto de cada uno de ellos y escribirlo a letra en los papeles oficiales. Trabajo de chinos que exige estar muy despiertos.
Además de anotar los vacíos, firmar los nulos, recontar los votos en blanco. Y ¡Dios mío que no se extravíe ningún sobre por si algunos de los componentes de la mesa decide comenzar otra vez todo el recuento! Lo he vivido y eso es insufrible. Así que si desean juntar todo en una sola fecha, pongan mesa bastante largas para que la gente pueda pensar dónde va cada una de sus papeletas y comenzar desde la primera anomalía, votar al Congreso y no al Senado, anotarlo.
No hay que olvidar que cada opción necesita un número considerable de actas y tres sobres con más firmas que si tuviésemos un notario para nosotros solos. Nos llegará el amanecer como se nos pierda por el viento de madrugada, un sobre caprichoso. Y no sólo de votos se plantea la primavera, sino de juicios, de enterados que quieren ir por delante de las propias instituciones que nos salvaguardan. Entretenidos con los catalanes, hacían falta unos cuantos Carlos Alsina para poner a Quim Torra y secuaces en su sitio. Ha sido el miércoles 13 en Onda Cero no tiene desperdicio.