El gran Yves Barel, que estudió la ciudad medieval en profundidad, veía en la diversidad de los oficios el importante desarrollo que podían presentar las urbes. El paso de los siglos nos condujo a que con la aparición del coche, las ciudades perdieran el bullicio de sus gentes que cedían el espacio a los vehículos a motor. Las plazas que habían sido escenarios de encuentros, charlas, conversaciones y juegos para grandes y pequeños se convertían en lugares de paso.
Vamos camino de cumplir tres lustros en los que se originó el resurgir de las ciudades. No vamos a hablar del renacimiento de las ciudades, pero sí de la recuperación de los centros históricos, que ha conducido a sacar las calles del letargo en el que se mantenían. Los ciudadanos han tomado las mismas, pasean por ellas y vuelven a abrazar su ciudad. Y en este marco, Antequera, la niña bonita, la ciudad histórica inigualable en patrimonio y elegancia, en belleza y modernidad con los nuevos tiempos, no se ha mantenido al margen. La recuperación de las plazas, algo que viene haciendo de manera extraordinaria el alcalde Manolo Barón, está poniendo a Antequera en un escenario donde volver a pasear, encontrar bancos para contemplar la ciudad y disfrutar de ella es todo un lujo.
A los políticos, va de suyo, les gusta dejar su sello personal bajo su período de gobierno. Manolo Barón está recuperando plazas, creando plazas y haciendo plaza, lo que puede acarrearle que pase a la historia con el sobrenombre de Manolo `el Plazas´. Pero eso no debe preocuparle, ya lo hicieron con ese caballero, el alcalde don José María González, al que apodaron `el Lucecitas´ por colocar luces en todas las calles. Sin embargo, poco después, quienes más férreamente lo criticaban lo terminaron adorando.
Por tanto, ¡felicidades Manolo!, que Antequera en sus calles y especialmente sus plazas vuelva a tener el bullicio de personas hablando, que permitan reencontrar a gentes del lugar y otros venidos de fuera. Tal vez, algún día, Ferrero Rocher se asome por Antequera y entonces, no cabe duda, verá que el papel dorado que envuelve sus bombones es únicamente aplicable a nuestra ciudad, que está sabiendo como pocas recuperar espacios y generar bullicios, esto es, haciendo ciudad.
¡Feliz Navidad y prosperidad para el 2018. Cómanse las uvas desde la plaza de San Sebastián, verán la misma Antequera, pero más elegante!