Somos en la consideración del que ejerce un cargo público. El verbo manipular al que hemos ampliado y modificado a placer su contenido, lleva algunos días siendo la estrella indiscutible de la sobremesa. ¡Tan tontos nos cree la clase política! Parecen olvidar que la prensa y cualquier medio de comunicación llega a todos los hogares y a fuerza de saber el lugar donde se encuentra a gusto cada uno de ellos, las opiniones vertidas vendrán por el lado derecho o izquierdo, pero en la mente del lector se acomodarán como a éste le convenga sin dejar pasar por alto un juicio crítico que le ayude a no perder de vista la realidad, que a menudo se la presentan disfrazada.
Así que no vamos a permitirles que sigan jugando con nuestros sentimientos de la misma manera que hicieron con los dineros que tenían la obligación de gastarlos bien, y los dilapidaron de manera lamentable e injusta, por no añadir otros calificativos bastante más duros que serían los que mejor se ajustarían. Han pasado de pensar en la gente para servirse de ella y lograr sus fines. Y, éstos pasan por perpetuarse hasta el fin de los días en el cargo al precio que cueste, incluso sabiendo que el sillón donde se sienta está corroído por la carcoma de la indiferencia y desafecto, por no hacer mucho hincapié en la indignación que es lo que sentimos realmente.
Es hora de hacer una limpieza a fondo donde tanto tiempo se ha ido parcheando. Teníamos los votantes que obligar a votar una ley que no permitiera perpetuarse en los cargos más de unos años razonables. Yo sería la primera en votarla, y mientras tanto, voy a trabajar porque entre aire nuevo que ventile y dé vida al estancamiento. No traerán una varita mágica, sí con muchos problemas. Pero no sigamos siendo más tontos, no hay dineros, y los recortes con los que amenazan los que no se quieren ir, serán los mismos que si continúan y si esto ocurre perderemos una oportunidad de oro de ver nuestra Comunidad con otros ojos.