Hay una empresa que se está forrando por este informe y más gente.
Que nombre más feo tiene el informe.
¿Valen las mismas pruebas para un país desarrollado que para otro que esté en este proceso?
Políticamente esperado para decirse unos a otros “tú eres un burro”. “Y tú más”.
Los estudiantes no opinan, los profesores de a pie tampoco. Nunca fuimos preguntados y somos los protagonistas reales de este desastroso informe.
¿Qué es eso de mejorar el ránking? Eso no es una carrera matemática ni lingüística ni musical, sólo es una carrera política, comparar a países supone, eso, una carrera política.
Condiciones sociales de un país, por ejemplo. Los políticos ya tienen tema para hablar cuando PISA sale. Que si por aquí, por allí. Les viene fenomenal como cortina de humo. Para tapar las auténticas carencias educativas, que van desde colegios a profesores, pasando por tizas de colores o blanca.
Se miden muy pocas habilidades con una prueba diseñada tras una gran mesa en un gran despacho.
Otro problema, el derrotero económico de OCDE olvidando que en DEMOCRACIA hay muchos otros aspectos educativos: la salud, el desarrollo mental completo del individuo.
¿Sabían ustedes que un chico o chica que toque algún instrumento musical desarrolla un área del cerebro que va a repercutir en una mejora sustancial del área matemática?
Por cierto ¿dónde quedan el desarrollo moral de los chicos, el creativo, el artístico, la inclusión en su entorno, LA FELICIDAD?
Entonces, ¿es el formulario a aplicar o el fallo de los políticos al interpretar? Se comenta y a fondo, que la clase política toma medidas rápidas que a corto plazo son inviables, pero dan espectáculo.
Si los gobiernos interpretan mal los resultados, ¿no deberían pasar un test similar para que se enteren de lo que van a hablar y el daño que pueden hacer?
Se dice por ahí ¿debe existir PISA? Pero ésta no es la cuestión. La interrogación señala esta otra pregunta, ¿es relevante, es transparente?
Todo se convierte en invertir en capital humano para luego reducirlo a rendimiento de trabajo y someter a una competitividad nociva entre alumnos, centros y países.
Ahí queda eso.