viernes 22 noviembre 2024
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Prolibertas tiene que cambiar

Y no su significado, desde luego que no, ya que por la libertad somos capaces de casi todo, y me atrevería, en muchas ocasiones, a borrar el casi. La vida es libertad de elegir, creer, pensar, buscar afinidades y perseguir los ideales que nos posicionen donde podamos encontrarnos más a gusto con nosotros mismos y nuestro entorno. Y todos estamos llamados a participar y ser herederos de la libertad que se puede disfrutar en la tierra con independencia del lugar de nacimiento. Y los Prolibertas, como a mí me gusta llamarlos, son personas altruistas que trabajan para dar oportunidades a quienes no las han tenido nunca o las han perdido por multitud de razones. 
 
Obviamente necesitan medios económicos para el sostenimiento de sus internos. Y cuesta la misma vida conseguirlos. Doy fe del trabajo que ha supuesto celebrar la comida solidaria de Prolibertas. Nada de gran participación como leo en los medios. Me quedo con la palabra exacta, moderada. La invitación que se hizo a gran parte de la población antequerana, no tuvo mucha respuesta. Hay motivos: pudo llegar tarde, en momento inoportuno por la cercanía con la Semana Santa, por gastos ya previstos para comuniones, coincidencias de otros eventos. Multitud de razones y todas justificadas.
 
También hay que decir los donativos que siempre se recogen de personas que siempre están ahí, en la fe de Dios y en comunión con los necesitados. Y de los que sin llegar a esas profundidades religiosas tienen corazón. Polibertas quizá podría  buscar otras fechas, publicidad real con más frecuencia, formar parte del transcurrir diario de nuestra ciudad, más abierta y un pelín menos encerrada entre los santos muros trinitarios. Da la impresión a la sociedad antequerana que reaparece en la verbena, cuando el otoño da sus primeros pasos, y en primavera buscando un lugar entre tantas actividades con las que suele compartir cartel.
 
Y para amenizar, música que anime a bailar y consumir. Nunca a un cantaor de flamenco que da gloria escuchar desde el asiento. Y en silencio. No pretendo levantar borrascas, es mi opinión personal.
Más información edición digital www.elsoldeantequera.com y de papel.
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