Leo el último El Sol de Antequera y me parece que ha pasado largo tiempo desde que llegó a mis manos. Quién le iba a decir a la ministra de Agricultura, cuando degustaba nuestros productos en la Finca Eslava, que sería su penúltimo día.
O que el paro juvenil iba a tener respuesta con el nuevo gobierno de España. Leyendo lo que opinan los ciudadanos es lamentable que se lleve veintidós sin subir las pensiones o que están hasta el hartazgo de que se peleen los políticos y que no lleguen a materializarse las soluciones que se espera de ellos.
Me parece que ando en un sueño cuando oigo a mi alcalde por la radio hacer suya una frase que el emérito rey don Juan Carlos dirigió al fallecido presidente venezolano y que dejó para la historia. Muchos cambios, demasiada rapidez que vamos digiriendo poco a poco, tratando de evitar atragantarnos e intentar dar un margen a los que se inician en las tareas de gobierno.
Confiando que España no retroceda y, si encima hay posibilidad de mejorar con los presupuestos que tenemos, mejor que mejor. No vivo ni un segundo de añoranzas y las cosas son como son, si coinciden con lo que nos gustaría mucho mejor y si no, pues aceptarlas de la buena manera. Pero sí es cierto que hace ya tiempo que la clase política, en general, casi nunca cumple las expectativas que la población espera de ella. Con crisis o sin ella.
Pero me detengo ante una pequeña noticia, por el espacio, pero importantísima y enorme para la sostenibilidad del planeta. El día mundial del medio ambiente. ¿Qué nos tiene que pasar para que reciclemos con verdadero criterio de lo que debe depositarse en cada contenedor? Y todos a una. ¿No habría posibilidad de que a las personas mayores que tienen los contenedores del vidrio o papel más alejados buscarles una solución? Los operarios deben saber lo que se recicla y cómo.
¿Porqué no se trabaja sobre ello? El plástico se está convirtiendo en un enemigo silencioso que nos viene de vuelta en el pescado que consumimos. La solución no parece fácil, pero hay que buscarla con más insistencia.