Tengo en mi patio un bosque entre el jazmín y la dama de noche, son plantas sencillas que con cariño se cuidan, y cantan mis pájaros a todas horas por tan singular belleza.
Que el bosque de tu vida, sea así, cargado de bendiciones, paz y esperanza. Dios te salve Reina y Madre, Inmaculada Concepción de María. Estoy esperando la hora de crecer, dentro de ese reloj, sus manecillas, las que marcan los tiempos, me hacen reflexionar detenidamente, sobre todo lo que acontece a nuestro alrededor. Hemos padecido, padecemos y padeceremos en el tiempo, una Dana, cuya sombra estará con mancha negra en nuestras almas.
De quienes parten las dudas, no me concierne a mí el descifrarlo, ni soy jurista ni político, pero si un humilde ciudadano, que de a pie, está apenado por todas estas circunstancias, que han hecho perder la vida a tantas criaturas inocentes, y otras que se han quedado sin casas sin trabajo, sin empresa, sin nada, incluso sin ropa que ponerse, sin comida: lo han perdido todo.
En estas fechas tan entrañables, tan familiares de amor y confraternidad que se avecinan como es la Navidad, todo se les ha truncado a estas criaturas, y personalmente a mí casi de seguro se me atragantan las uvas, el turrón, los mantecados… En fin. Sólo pienso en esos niños que han perdido a sus padres, a su familia, me pongo en su lugar y para Reyes yo me pregunto ¿qué pedimos?
Cuanta tristeza me embarga, cuanto dolor manifiesto, ajeno y el mío por tratar de entender, de comprender, que la luz se hizo para ver de noche, pero hay tanta carencia de todo en estos momentos… No quisiera resultar pesado y por supuesto el no tratar de amargar a nadie estos tiempos, al contrario, tan sólo hago hincapié, como ser humano, las carencias de unas buenas gentes, que se encontrarán solas en estos días, cuya tristeza por pérdida de familia de su hogar, de sus trabajos y empresas, no dejarán de pensar lo que tuvieron y ahora nada.
Desde este modesto balcón de mi Columna para el Relax, les mando un abrazo sincero de paz, de sosiego y sobre todo, cargado de buena esperanza para todos ellos.
Así mismo, para todos, mi familia y amigos y lectores de nuestro entrañable periódico El Sol de Antequera, les deseo, el mejor de los parabienes en estas entrañables fiestas navideñas. Que sus corazones rebosan de caridad para todo aquel hermano necesitado, y cómo no, desearles lo mejor para el próximo Año Nuevo. Con todo respeto, mi cordial y fraternal abrazo en Cristo Jesús, su siempre amigo, José Maria Alarcón.