Siempre que veo el pronóstico del tiempo en televisión, me quedo pensando por qué Lucena es el referente y no Antequera. Las dos son ciudades próximas, climas similares y ocupan una posición de privilegio en el cruce de caminos de esta extensa Andalucía.
Es cierto que la industria de la cordobesa le abrió unos horizontes amplios, ganados a fuerza de empuje y tesón teniendo a la cabeza unos ilusionados emprendedores que le buscaron un lugar de referencia obligada. Y Antequera continuó más tranquila, tradicional, con una industria casi reciente y un modelo de ciudad muy local, que ahora es cuando estamos aprendiendo a mostrar en casi toda su grandeza. Porque es difícil conocer a fondo todo cuanto acumula en patrimonio, gastronomía, costumbres, historia. Quizá estemos hablando de una de las primeras ciudades medias a nivel de España que reúna tanto, que armonice la prehistoria y la historia con la modernidad, que rivalicen en lujo y en belleza sus numerosos templos y su casas palacio, y sus calles son historia viva, que aúnan pasado y presente y, que no en pocas ocasiones, han sido cobijo, paseo y testigos mudos de ilustres personajes, reyes incluidos, que le han dado un sello que ni la carrera de la edad ha podido desvencijar.
Y con toda nuestra riqueza aún nos falta un lugar en la geografía española diaria, en ésa que tiene nuestra vecina Lucena a la que muchos españoles ven cada día, conscientes o inconscientes, pero todos saben situarla y a algunos le habrá despertado la curiosidad de conocerla más a fondo. ¿Es posible que pudiéramos intentar, no cambiar sino alternarlas? Un nombre diario en el mapa que todos vemos despierta interés y atracción. Si conseguimos que vengan turistas ya nos ocuparemos de que se queden con lo mejor que hay aquí. Pero el nombre de Antequera todos los días a la hora de máxima audiencia nos vendría de maravilla. Tiene que estar mejor valorada: tiene motivos de sobra para ello.