Hace varios meses, creo recordar desde abril, se me pidió colaboración para llevar a cabo en el otoño unas jornadas donde los inmigrantes eran los protagonistas. Deseaban ser visualizados por el resto de la población, dar a conocer sus trabajos, su integración, la aceptación de nuestras costumbres, en una palabra, intentar ser unos antequeranos más, dando color y diversidad a nuestras calles. Obviamente se contactó con muchas personas, bastante más creativas y menos anónimas que servidora, para hacer una convivencia real, participativa, divertida y sobre todo, plural. Un reflejo de la realidad donde nos movemos a diario. Como es natural el Ayuntamiento puso su grano de arena. Quizá muy condicionado al momento de la celebración. Que si no debía ser después de septiembre para que no se pensara sacar partido en campaña premunicipal. Que la fecha decidida había que cambiarla por otro acontecimiento de mayor envergadura. Que llovería el día previsto. ¡Ironías!
A mí me parece que ha faltado un poco de empuje real a este proyecto, aunque se comenta que en semanas posteriores se va a llevar parcialmente a cabo. Me apena porque hay quienes han trabajado mucho, empleando muchas horas de tiempo, contactos, reuniones, pareceres y hasta ahora no ha fructificado. No se puede achacar todo a falta de medios económicos. Con poco dinero y voluntad se pueden conseguir magníficos logros, si hay interés y ganas de hacerlo. Pero estamos acostumbrados a que desde las administraciones todo esté presupuestado y con holgura. Cuando falla, todo se desploma y los retrasos pueden llegar a ser decepciones.