¿Cómo les suena extrema derecha y/o derecha radical? A mí desde luego a nada bueno. Extremo, malo. Pues según los grandes filósofos y politólogos de España, nuestro país, el mío, eso es VOX. Un Abascal que se deja la barba para dar mejor imagen ¿lo han visto sin ella?
Pues eso: imberbe y sin barbilla. Y es que en estos tiempos la imagen cobra un valor intenso e inmenso. Felicidad o absoluta desgracia es lo que han debido de cuestionarse las y sus votantes. Ya se sabe que los extremos sean de derechas o izquierdas son negadores de la Democracia. Según Vox preconiza ellos son: «Un grupo reducido, cooptado y oligárquico de dirigentes de partido maneja a su arbitrio el Estado».
Estos días se ha conocido la sentencia de los ERE, todos los partidos han sacado pecho sobre el asunto, entre otros el presidente andaluz Bonilla. Que se rasga las vestiduras ante la corrupción de un partido cuando ellos, el PP, tienen la inmediatez de la corrupción llamando a su puerta. Sí, ya sé, todo pertenece al pasado de hace dos días. Ya se sabe que todo lo que se repite machaconamente acaba haciéndose un hueco en las mentes, independientemente de que sea verdad o no. Muy bien, pues hablemos en presente.
Lleva la rara coalición andaluza unos meses gobernando y no sólo no han desaparecido las listas de espera. Se jactan de que sí, pues hoy me entero que han cerrado otra planta del materno y también la planta de Oncología. De primera mano la información, pues mi hija, que es doctora, trabaja allí. Ya les cuento. Hoy los padres afectados se habían reunido en pasillos y puertas de consultas, reclamando con toda la razón, señor Bonilla, que se les atienda.
No se crean nuevos puestos de trabajo en sanidad, éste es el problema de un punto negro del gobierno de la comunidad. Arreglen los problemas que prometían arreglar y no presuman ustedes de que están resueltos porque el panorama es desgraciadamente otro. Hoy ya llegan tarde.