viernes 22 noviembre 2024
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Se cierran las puertas de las Amas de Casa

Cuando las puertas se cierran dentro quedan no solo recuerdos, sino historias que se anclan en ese espacio que a partir de ese instante se volverá vacío, inerte, dejando que el polvo ocupe los muebles donde antes había vida. Cuando una puerta se cierra, los sentimientos de los que se quedan fuera afloran y por mucho que uno intente solaparlos con su realidad, al final, la nostalgia se apodera de ti y te va comiendo por dentro.
 
Cuando la puerta de la Asociación Amas de Casa Antakira cerró hace unas semanas, esas sensaciones se fueron apoderando del lugar donde hacían sus reuniones y de las vidas de esas mujeres que en los últimos años han tirado del carro de la misma. La pérdida de Pepita Torres ha sido un duro golpe para ellas, no solo por perder a una persona querida, sino porque tiraba del carro cuando precisamente éste, se volvía pesado y no había tantas manos para ayudar.
 
Sabemos que los tiempos han cambiado, que yo, con toda probabilidad con mis 38 años no habría pasado a formar parte de una asociación que se llamara “amas de casa”, con todo el respeto del mundo. Esas palabras a las mujeres nos suenen a manidas, a signos de una sociedad marcada por el patriarcado.
 
Pero, quizá, sea ahora el momento de remangarnos las mangas y trabajar por las mujeres que un día en los años 70 se atrevieron a dar el paso y formar esta asociación. No pensemos que no tienen nada que ver con nosotros, es más, tienen mucho que ver. Los pasos que las mujeres han dado en la sociedad para hacerse más visibles en ella, forman parte de la historia de todas, de todos. Por eso, pensar en que hubo un puñado de mujeres que desafiaron a momentos en los que no se entendía que se agruparan, me llena de orgullo.
 
No me importa pensar que se pusieran a coser, a bordar, a hacer meriendas… Me importa el fondo: ver crecer una unión que las hizo transformarse. Por ello me entristece saber que se diluye toda ese energía que un día creció en esta Asociación donde muchas mujeres –en tiempos en los que solo se era mujer a secas– avanzaron, crecieron y vieron que en esta sociedad tenemos mucho que decir, se sea o no, una ama de casa.
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