Solemos decir que unas vacaciones, siempre vienen bien. Particularmente me las tomé en lo referente a mis citas con estas soleadas páginas. Algunos temas particulares, otros en lo concerniente al contenido de los mismos escritos, club ciclista… todo ello aunó la necesidad de este tiempo de asueto.
Pero, he aquí que el compromiso, el expreso deseo, las propias ideas y las ganas por seguir en la expresión del pensamiento a través del escrito, me llevan de nuevo a: en primer lugar agradecerles sus fieles lecturas, su cariñoso seguimiento de lo aquí expresado, el respeto que han tenido para con mi silencio.
No podría continuar mis escritos sin dejar estas primeras letras a modo y en memoria de quien en tanto ocasiones me alentó, aconsejó e instruyó en las formas y las letras. Lo escrito ha de ser fiel reflejo de nuestro pensamiento, teniendo siempre en cuenta el respeto a la sociedad, a las personas que la configuran, respetando siempre las opiniones y las directrices a veces contrarias a lo que hemos expresado. Gracias muy muchas, Ángel Guerrero Fernández, permítanme la Familia, hacer uso de su nombre en persona, tal cual aquí y hoy, pues soy fiel creyente de que una persona nunca muere, al menos mientras permanece en el recuerdo de las gentes que con él convivieron.
Desde luego no voy a caer en la ingenuidad de querer resaltar aquí y ahora sus bondades, sus buenas acciones y su buen hacer como ciudadano. No. Pero si quisiera recordar, repasar en mi memoria, lo mucho y extenso que Ángel nos aportó, nos instruyó, a las personas que allá por la temporada 1989-1990, nos disponíamos, nos proponíamos a relanzar a poner en funcionamiento, un Club de Ciclismo, con todas las actividades que ello conllevaba.
Nació Club Ciclista El Efebo, y… en El Sol de Antequera, siempre encontramos el calor de sus páginas, nunca nos faltó un espacio donde poder contar, divulgar nuestras actividades. Y lo más importante, de su Director, Ángel Guerrero Fernández. De él nos llegaban las ideas, las puertas abiertas, en Unicaja, en el Consistorio, en el Museo para visitar y darnos a conocer el porqué del nombre que adoptaba el Club, su buen hacer y buenos consejos para con el Patronato Deportivo Municipal de Antequera.
Sus reportajes, apego y compromiso en los primeros pasos del Club, siempre fue fiel seguidor del fútbol, balonmano, del baloncesto, de cualquier otra forma y modalidad deportiva, no lo fue menos del ciclismo… ¡lo fue de las personas de su ciudad, de Antequera! Y de todo aquello que los antequeranos poníamos a funcionar. Gracias, repito, por la cooperación y acompañamiento en aquellas primeras cenas de fin de temporada, en aquellos primeros y decisivos pasos del Club.
El día que le despedíamos en persona, en la iglesia de San Sebastián, (en la memoria ya dije sigue y seguirá mientras luz en ella tengamos), una vez más digo, quedaba patente todo su buen caminar junto a Antequera y sus ciudadanos. Algo me llamó la atención, personas de todas las clases y estamentos sociales estaban allí, de pie, en cada rincón de la iglesia, en silencio, en respeto y reconocimiento por el mucho valor de la persona que con mucho pesar y sentimiento le decíamos adiós como ciudadano, como persona, presente seguirá en nuestra memoria.