viernes 22 noviembre 2024
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Segundo Domingo de Adviento

«Jesús, que bien cumple su misión tu primo Juan, preparando los caminos para  tu encuentro con los hombres”.

Seguimos caminando. Segunda semana que nos llevará hacia el portal de Belén. Segunda vela que encendemos en nuestra corona. Segundo paso que damos en este caminar sencillo, humilde, pero sincero, que quiere llevarnos a hacer realidad en nuestra vida lo que es la auténtica Navidad. Sobre todo intentando dejar de lado todas esas cosas que no son la Navidad. Navidad significa que Dios va a nacer de nuevo en el corazón. 

 

Los protagonistas del Adviento no somos nosotros, el verdadero protagonista es Dios, ese Dios que no tiene reparo en venir las veces que haga falta para ganarse nuestra confianza, para sentirse cerca de nosotros, para estar a nuestro lado. En el Adviento encontramos una serie de figuras que pueden ayudarnos a recorrer  el camino iluminándonos con su ejemplo a la hora de saber esperar a Jesús que viene. Una de esas figuras es Juan Bautista, personaje que siempre “vuelve a casa por Navidad”, porque es únicamente en este tiempo cuando se le recuerda. Juan el Bautista es un hombre austero, sacrificado, valiente, y primo del Señor, un hombre sufrido que supo preparar el camino del Señor.  

Su fortaleza le viene de lo alto, es el espíritu quien le mueve, nunca se mueven por sus intereses personales. Cada profeta cumple su misión concreta, según los tiempos, según los hombres y según los planes de Dios. Juan fue preparado por Dios para anunciar la llegada de Jesús, su mensaje en medio de la sociedad desmoralizada de su tiempo, pretendía despertar la esperanza y la ilusión a través de la conversión sincera.Y hoy Dios nos llama también a nosotros, a los que estamos aquí a la conversión. Dios nos llama a la esperanza.

 

Dios por la palabra de Juan anuncia, que preparar el camino al Señor, es lo mismo que realizar esfuerzos para allanar los caminos torcidos y tortuosos de la vida. Dios, por tanto, nos pide también que nosotros los cristianos con nuestro ejemplo y nuestras obras seamos transmisores de la necesidad de construir un mundo distinto al que vivimos, donde la palabras paz, respeto, solidaridad, se conjuguen y aparezcan más veces entre nosotros de lo que ahora lo hacen.

 

En este camino del Adviento, el Señor quiere que nosotros también seamos constructores de un mundo nuevo, el sólo no lo puede conseguir necesita de todos y de cada uno de nosotros.El Señor quiere que allanemos los caminos y derribemos los muros que separan a las personas, quiere que mejoremos nuestras relaciones y nos llevemos mejor los unos con los otros. Preparemos el camino al Señor construyendo entre todos un mundo más justo y más humano, allanemos los senderos intentando siempre hacernos la vida un poco más feliz. Este sería un buen propósito para el Adviento.

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