No soy partidaria de Vox ni de Podemos, caído en su desgracia tras haber pasado Iglesias como un huracán arrasando todas las promesas, ideas y una justicia social que quiso para todos y solo se la ha aplicado a él mismo. La riqueza le ha favorecido. Atrás quedan los mensajes sutiles y engañosos con los que se ganó tantas voluntades.
Ninguno de estos dos partidos, estando en las antípodas, tiene capacidad para rechazar o impulsar los colectivos de mujeres. Y nadie puede creer que nuestro Consistorio haya tardado diez años, como dice la concejal socialista, en poner en marcha un plan de igualdad. La voz de la mujer es escuchada, tenida en cuenta y va escalando, con empuje y decisión, hasta lo más alto de la sociedad.
La Junta de Andalucía es un claro ejemplo de hombres y mujeres, en igualdad de condiciones, que no temen las amenazas de ningún partido. En estos momentos, todos sabemos que las negociaciones están rotas con Vox, porque la formación que dirige Abascal, amenaza a un gobierno de 8 millones y medio de andaluces, porque impide acoger a 13 menores inmigrantes procedentes de Ceuta ¿Qué puede suponer esa ridiculez en nuestro producto interior bruto?¿A quién vamos a quitar nada? Y peor aún ¿Cómo se puede abandonar los menores a su suerte? Gobernar no es solo cuestión de tripas y ganar el pulso al contrario, a veces hay que mirar al corazón y que nos sitúe en buena posición ante el rescate de humanidad. La vía diplomática, tan necesaria en el mundo que nos movemos, no siempre responde a los problemas de exclusión y marginalidad.
La Junta no blanquea el mensaje de Vox, ni de nadie, se dedica a mejorar el espacio público y bienestar de todos los andaluces, de todos, y no tiembla en sus decisiones. Nos agrada mucho a los que depositamos la confianza en este equipo joven, luchador y con una manera de gobernar sencilla, cercana, muy lejos de las altitudes de otros tiempos. Y nuestro ayuntamiento responde a esa idea, unido a sus vecinos, trabajando por ellos. Nunca hemos visto a un alcalde tan desvivido por su ciudad. Los colectivos feministas y de mujeres tienen espacio, apoyo, aceptación social y el aplauso constante por cada uno de sus logros.