El término bacteremia define una infección generalizada del torrente circulatorio. Debemos entender una sepsis como una respuesta inflamatoria de los vasos sanguíneos del organismo frente a una bacteremia y recordemos que puede ser mortal.
Lo verdaderamente importante de una sepsis es que es una consecuencia directa de otra patología infecciosa que acaba dispersando las bacterias por la sangre de todo el cuerpo. Esto puede ocurrir por ejemplo en una neumonía en los pulmones, en una peritonitis del intestino, en una meningitis del cerebro o en una celulitis por infección de la piel. Todas estas situaciones son independientes de que la persona esté hospitalizada, ya que los pacientes ingresados en el hospital que tengan drenajes, sondas, prótesis o heridas quirúrgicas, por ejemplo, también pueden sufrir una sepsis. Pueden existir serias complicaciones en el caso de diabéticos, de personas con cirrosis o grandes quemaduras.
Los síntomas de una sepsis son muy variados, incluyen hipotensión, fiebre, confusión mental, taquicardia, hiperventilación e incluso shock. Todos los órganos vitales del cuerpo empiezan a funcionar mal pudiendo ocasionar la muerte, por eso estos pacientes son alojados en unidades de cuidados intensivos. El diagnóstico lógicamente se confirma con un análisis de sangre que incluye fórmula leucocitaria, gasometría, cultivo y coagulación. El tratamiento incluye antibióticos por vía intravenosa, es fundamental conocer rápidamente el foco de la infección para tratarlo adecuadamente y valorar el grado de funcionamiento de los órganos implicados. Para acabar, no hay nada mas relajante para acabar la dura semana que una tranquila cena en compañía de los amigos.