Y como cabía esperar, nueva convocatoria de elecciones. Todos los grupos, excepto el PSOE, recalcan que ha sido éste quien no ha querido buscar el acuerdo conocedor de todas las encuestas que le favorecen. En cambio, el presiente en funciones culpa al resto del hemiciclo. ¡Qué días nos esperan de acusaciones cruzadas de sus protagonistas queriendo echar balones fuera! Lo que está claro es que la ciudadanía tiene un comportamiento cívico muy por encima del de sus representantes políticos. Y con todo el hastío que le puede producir estos egos personales de sus dirigentes, va a seguir madura y responsable.
Acudiremos a las urnas porque nos llama nuestra obligación de demócratas, creemos que hay necesidad y nos sentimos depositarios de apalancar una democracia que tanto trabajo costó conseguir. ¡Y los últimos en llegar más listos que nadie! Más convocatorias que nuestros vecinos europeos que tantos años nos llevan de ventaja.¿No les reconcome a los mandamases saber la cantidad de dineros que se van cuando el orden se ausenta? ¿Que se podría hacer con 140 millones de euros que cuesta una nueva consulta electoral? Ahí están todos los presidenciales con el dorsal puesto para el juego de la sokatira a ver quién tiene más fuerza en el manejo de la soga y resiste cerca del Centro.
Ahora todos quieres acercarse al Centro, hasta la tele, que a título de inciso, no es posible que esté peor gestionada. Hubo un tiempo como la gobernabilidad del país, se podía salvar, ahora sólo hay pantalla para gente nada exigente.Es posible que a los conformistas nos importe menos volver a votar. Los de pensamiento, más razonado y rico, se quedarán en casa rumiando el malestar de importunar con otra votación que se presume con un resultado poco clarificador.Votar no es premiar a los políticos, ninguno se lo merece, salvando a Núñez Feijoo que ha dado la talla.
¡Cuánta falta harían personas de pensamiento conciliador y altura de miras!. Lástima que no esté en primera fila para conducirnos. De lo único que estamos seguros es de lo bien que conecta el político con su electorado en campaña electoral, amabilidad, sonrisas y un afecto paternalista que te transmite la idea de que su opción es garantía de éxito. ¡Así de bien nos va!