…y en en dentro
del casco de tu moto:
Mi amado, las montañas,
los valles solitarios nemorosos,
las ínsulas extrañas…
¿Y en en dentro
la cama? si este brazo
si es mío o no; este hombro,
si tu cuello: (a saber la periferia),
qué desastre
–Roma con Santiago–:
no doy una a derechas.
Miro en dentro
del águila imperial:
qué dulce plano
de ala; totalmente
que sí: santo es el aire
–mi amado las montañas–;
totalmente; y, el agua.
Miro en dentro
del buen samaritano
que da gusto
lo bien ¡qué limpiamente!
Aquella oveja
perdida. Pero el colmo
los colmos, aquel padre
que ve venir al hijo
¡qué desastre
de herencias!
¿Y el descanso
de lógica imperial?
¡A pan y agua
de Dios!