No las tenía todas conmigo. El cine patrio suele ser una asignatura pendiente. Les aseguro que no es culpa mía. Pero en fin, cierto es que existen algunas películas que han aguardado en el cajón del tiempo para que en un momento determinado caigan ante mis ojos. Las tardes tediosas de verano dan para mucho si están bien empleadas. Y aquella tarde, fue de esas. Sentados frente a la pantalla, retrocedí en el tiempo al año 1999 con una película que dejó huella en la historia de la cinematografía española y en su protagonista Emma Suarez, “Sobreviviré”.
Con una realización modesta, típica de la época, donde uno comienza a jugar a reconocer caras televisivas y cinematográficas de aquellos tiempos, la película poco a poco comienza a introducirte en el mundo de Marga. Hoy en día, quizá el tipo de argumento tratado en la película se hubiese abordado de dos formas. La primera, bastante dramática y la segunda con un enfoque tórrido. “Sobreviviré” afronta varios problemas sociales que no han perdido su ápice de actualidad. La forma de tratarlos en los 90 hace de la película, no solo un recuerdo de como la sociedad entraba en debate con los posibles problemas sociales, sino de cómo afrontarlos con naturalidad y cierto respeto. “Sobreviviré” se convierte en una pequeña obra maestra que va “in crescendo”, como la vida de Marga. También con sus bajadas y subidas, como si se tratase de la montaña rusa que conforma la vida. Emma Suarez defiende como actriz de forma impecable la totalidad del metraje. Los jóvenes directores sabían de la naturalidad en sus primeros planos, y nos regala momentos excelentes.
Como siempre, en el reparto de estas óperas primas se deja sentir la veteranía de los secundarios, un valor de oro siempre en el cine español, muy poco reconocido y que es apoyo incondicional en los nuevos talentos. Con una realización ortodoxa, sabiendo jugar con el lenguaje de la cámara y aprovechando los dotes interpretativos, “Sobreviviré” defiende su pódium, llevando sus últimas secuencias a filmar con pulso firme su destino en la historia de nuestro cine. En definitiva, una buena tarde de verano viendo un clásico moderno español, que junto a otros títulos de la época como: “Solas”, “El día de la Bestia”, “Tesis”, “Abre los ojos”… presagiaban un cambio en nuestra industria cinematográfica.