Como ya viene siendo habitual homenajea a una de sus socias el próximo 28 de febrero. Una convivencia en torno a un buen plato de arroz, que saben hacerlo exquisito da el pistoletazo de salida a un día que se presume lleno de actividad y ajetreo. Apenas terminado el almuerzo y apurando esas gotas de café que avivan y agilizan el organismo buena parte de la tarde, se abre la exposición al público que han preparado con mimo y esmero. Como no podía ser de otra manera será a las cinco de la tarde, esa hora mágica de los grandes, de los toros, de las tertulias y el té, y quizá también de la rumia de proyectos nuevos o simplemente de los ya existentes para que no se evaporen con el aire del olvido.
La exposición merece la pena verla por su contenido y variedad, todo manual por supuesto, donde se conjuga en perfecta armonía la habilidad y la paciencia. La marquetería y los bordados pugnan por sobresalir, y mientras esto ocurre la casa de muñecas se hace un hueco para colocarse en primer lugar. La vista se recrea con tanto primor hecho con las manos ¡qué fuerza y misterio tienen éstas cuando se aprende a utilizarlas bien! Cuando se les arranca todo el potencial que esconden entre sus cinco dedos y su palma. ¡Cuántos oficios se han quedado en el camino por la laboriosidad que precisaba cada artículo! Entonces teníamos el tiempo por aliado. Y aunque la situación política se presume enrevesada y sin solución, dejándonos tiempo libre para dar y regalar, no hemos aprendido la destreza manual necesaria para hacer trabajo dignos, no ya de ser expuestos sino de darle utilidad. Desde estas líneas, y con el permiso de la Sociedad Excursionista, hay que ir a ver los trabajos, muchos nos recordarán otros tiempos, otros nos despertarán la imaginación para intentar imitarlos en nuestro tiempo de ocio. En cualquier caso muchas felicidades por esa puesta en escena de ideas manuales, seguro que andan por delante de las intelectuales.