Días atrás, en el “caralibro”, me encontraba con uno de esos chistecitos que se suelen hacer para acomodar las circunstancias, a nuestra manera de ser y vivir. Decía así: Mi nutricionista me dice: “Eres lo que comes”. Me quedé pensando… Vivo comiendo pastas, chocolates, pizza, “hot dogs” ¿? helados y otras cositas… Así que llegué a la conclusión de que: ¡¡Soy deliciosa…!! Venía en femenino, tal cual, ello no es representativo, sí se me quedó fijada otra idea, la cual hoy utilizaré para dar contenido a este pequeño “chiribitil” informativo.
Y yo les quiero decir: ¡Somos lo que pensamos! ¿Cuál es la diferencia entre un pastor que cuida sus ovejas, mientras se alimentan por esos montes y un ciudadano de la moderna urbe, que transita atosigado por el quehacer diario? Sí, hay muchas. Pero una es esencial. El pastor tiene tiempo para pensar.
Algunas cadenas de la caja tonta, hacen más daño a sus seguidores que un propio acto de terrorismo. Actúan amparadas en la permisividad social, sólo preocupadas de las audiencias. Las pesadillas a las que nos abocan sus manipulados contenidos, son tan fáciles de cercenar, que con tan sólo presionar un pequeño y mágico botón que incorpora, eso sí cada vez más pequeño y escondido, éstas han terminado.
Pero incluso para ello hemos de pensar y acordarnos que ese botón está ahí y que para poder sacar nuestras propias conclusiones, habremos de hacer uso de él. De no ser así, el contenido de esos maléficos programas ya se irá ocupando de absorber, cautivar e incapacitar nuestro pensamiento y nuestras aptitudes para la valoración y toma de decisiones. En su cometido tienen los bien remunerados personajes, el no dejarnos pensar. Y por la propia inercia y desarrollo del programa, el hacernos ver, el inyectarnos el cómo y en qué forma habremos de actuar si queremos “parecernos” a ellos. Protagonistas de una irreal y truncada forma de vida, que la misma sociedad ya nos los encomienda, para hacernos ver lo importantes que son, motivo por el cual hay que emularles.
En innumerables ocasiones hemos oído decir, acerca de las historias llevadas a la gran pantalla, que pierden mucho. El libro está mucho mejor. Hago hincapié una vez más. El libro nos da la sensación de ser mejor, sencillamente porque nos permite cavilar, nos da la oportunidad de cerrarlo y pensar, abrirlo y seguir al hilo mismo de donde lo cerrábamos. Nos da la oportunidad de hacer uso de nuestra imaginación, crearnos nuestras propias escenas y secuencias, con los colores y espacios naturales adonde queramos llevar nuestro pensamiento.
El buen alimento para un mejor funcionamiento de las neuronas de nuestro cerebro, es el pensamiento. El buen alimento, para nuestro organismo no lo habremos de elegir pensando en lo que más nos gusta, si queremos sentirnos a gusto.
Sino más bien en lo que nuestro cuerpo necesita para un mejor y más sano funcionamiento, ya que sólo de esta guisa, tendremos las digestiones adecuadas y propias para que cuerpo y mente funcionen felizmente. Ahora que pienso…