El tenesmo se puede definir como la sensación constante y mantenida en el tiempo de sentir la necesidad de ir al baño. De entrada, el tenesmo puede ser vesical si afecta a la capacidad de orinar o puede ser intestinal si afecta al defecar. El tenesmo vesical suele ser síntoma de una infección en las vías urinarias, de la presencia de cálculos renales, de tumores y en el caso de los hombres puede tener además causas prostáticas. La micción suele ser dolorosa, dificultosa y entrecortada, pudiendo llegar a ser una situación incapacitante.
Centrándonos en el tenesmo intestinal, estos pacientes se esfuerzan mucho cuando intentan defecar, pero realmente evacuan pocas heces. Normalmente este tipo de tenesmo también es secundario a otras patologías intestinales de tipo inflamatorio o bien relacionadas con la motilidad e incluso con infecciones. Así por ejemplo, se puede sufrir tenesmo cuando se padece hemorroides, Enfermedad de Crohn, estreñimiento crónico o colitis ulcerosa. En estos casos es muy importante tener bien diagnosticada y tratada la enfermedad que produce el tenesmo intestinal. También se ha asociado el tenesmo a ciertos patrones de comportamiento psicológico. Se recomienda beber abundante agua y tener una dieta rica en fibra, que aunque no solucione el problema sí lo mejore en parte. El tenesmo intestinal puede cursar con nauseas, vómitos, escalofríos, dolor abdominal y sangre en las heces.
El diagnóstico puede necesitar de pruebas como la colonoscopia, el coprocultivo o un Tac abdominal. Es importante que el médico descarte otras patologías tan graves como puede ser el cáncer colorectal. Tenemos que tener muy claro que realmente no existe un tratamiento específico farmacológico contra el tenesmo. Para acabar, reconozco que algo parecido al tenesmo podemos sentir al observar cómo es tratado por sus familiares un magnífico y entrañable amigo empresario. Desde estas líneas le muestro todo mi apoyo.