Una ligera mirada a la prensa escrita y me da repelús. Apagón general hoy en teleco, no deja de ser curioso, en la universidad de tecnologías punteras. Yo dando clase en medio de este desbarajuste de agua y tonos imposibles de grises, de frío que hacen reír a Anthony, pues él es de Escocia y nuestro temporal le parece una pantomima de lluvia. Pido una vela. Risas generales, grupo estupendo este año. Suerte tengo.
Nunca me asustó la oscuridad, nunca, y eso que mi hermano mayor cuando la luz decidía irse en Antequera arropada por aguaceros y relámpagos, éramos niños. Las tormentas ruidosas y lóbregas. Él se apostaba tras las puertas y me gritaba como un poseso, yo sabía que si me asustaba mi hermano sentiría superioridad y él disfrutaría, conseguiría su objetivo. Finalmente yo conseguía siempre el mío. Así aprendí a no temer las sombras vinieran de donde vinieran.
Sonidos grabados de otros mundos?¡Qué va! de este. Bueno del mundo político y otras verbenas. El amo, Villarejo, ¿pero qué es lo que no oía este comisario? Lo mordía todo. Lo entiendo, siendo el que gobernaba los hilos poderosos del poder y los golpes bajos, decidió tener copia de todo, por si acaso. Por favor que salgan de una vez todas esas grabaciones. Cloacas del estado tal vez. Corrupción en grado superlativo. María Dolores de Cospedal en ellas, junto a su marido. Tramando, engañando a los españoles, los reales, es decir, nosotros. No existen en política de altas esferas la normalidad, ya lo ven, ya lo escuchan.
Está bien, son libres de decidir que lo que oyen no lo oyen, faltaría más. ¿Para cuándo la política real? La de construir sobre lo destruido, la de aclarar de una vez por todas los chanchullos terroríficos. Mientras tanto, los déspotas ganan elecciones en Brasil. Futuro, presente, pasado y tan tranquilos. Sólo son eso, tiempos verbales conjugados o no.